Medellín siempre
Desde antes que Medellín fuera Medellín daban toros ahí, en San Lorenzo de Aná, como la llamaban entonces.
Por cierto que según "El Cojo"
Benítez, cronista primigenio, un 2 de febrero, casi cuatrocientos años ha, la
Virgen de la Candelaria "sobre una nube", se apareció en la plaza
(hoy de Berrío) durante la corrida, e hizo un quite al gobernador Juan Buesso
de Valdés, derribado por un toro "de terrible ferocidad y extremada
soberbia (en Hatogrande los había)". Se
lidiaron diez.
Jorge Vega Bustamante, recopiló todo eso y
más en su libro "La Macarena cincuentenaria". Plaza querida que sería
septuagenaria el próximo 4 de marzo, si el esnobismo intonso no la hubiese tirado
y sepultado bajo el posmodernista, hermético y sombrío Centro de Espectáculos.
Ya desapareció todo el cartel inaugural;
Clara Sierra, Juanito Belmonte, Luís Briones y "El Calesero" que cortó
orejas y rabo aquella tarde. También las cuadrillas, casi todos los 12.000
espectadores y hasta la plaza. No fui a esa, no había nacido.
Pero he releído la crónica de
"Quinito", y oído los relatos de su hijo "Quinito II"
(matador, q.e.p.d.) y de Reynaldo Wolff, viejo aficionado, quién se murió pocos
días después de comenzar el derribo, como si la piqueta demoledora también le
hubiese dado a él. Devoto, estuvo desde la primera hasta la última, sábado 22
de febrero de 2003, cuando nos despedimos.
Compartí debut en ella con "El
Cordobés". Él torero, yo espectador, 15 de diciembre de 1963, completaban
Andrés Vázquez y "Joselillo". Nocturna. Manuel había toreado por la
tarde en La Santamaria. Coincidí con mi padre en que al menos de lejos era la
más bonita de Colombia, con su cielo abierto, su sol, su tejadillo abalconado,
sus vigas de madera, sus aspilleras y sus puertas de arco. Qué gusto daba
mirarla caminando boleta en mano hacia la entrada los días de corrida...
Mas el presente desborda la nostalgia. Caída
Bogotá, Medellín es hoy el frente ruso de la afición colombiana. La fiesta se
bate allí a brazo partido contra el bárbaro asedio antitaurino, y en esa brega
la empresa, críticas aparte, lleva mérito; ha sostenido el fuerte, mantenido la
temporada viva y hasta contraatacado. Ahora, otra vez, con ocho carteles y
apuestas altas.
Nuevo llamado a dejarse ver, mandarse la
mano, cerrar filas y defender a Medellín; el taurino, el de siempre, casa por
casa, corrida por corrida, toro por toro.
Qué bonito! Gracias por recordarnos esa hermosa historia. Hay que ir!
ResponderEliminarMaestro Jorge Arturo...!! que belleza de escrito sobre Medellin y las Festividades de la Candelaria.
ResponderEliminarGracias Gracias Gracias. Rodrigo Gonzalez Caicedo.
Jorge, la vieja Macarena era bella, si; pero incomodísima, antitécnica por donde la mirases, amenazaba ruina. La eutanasia era necesaria. El moderno coso tiene sabor a coliseo, pero no verás aglomeraciones en sus pasillos ni servicios, tampoco las rodillas del vecino en tu espalda !!!
ResponderEliminarSaludos.