Mondoñedo, traslado del encierro inaugural a La Santamaría
Cumplió 100 años el hierro insignia de Colombia, y tuvo que ir a
conmemorarlos en una plaza de tercera, fuera de Bogotá, porque La Santamaría, monumental
que construyera el fundador de la ganadería con su propio dinero y luego
cediera a la ciudad, ha sido vedada marrullera e inconstitucionalmente a su
razón de ser por los políticos de turno. Así es la vida. Pero esta última centuria en que tantas cosas han pasado y tanto ha
cambiado el país, bien puede llevar en lo taurino el nombre de la progenie que
Santacoloma-Veragua en principio y hoy Contreras, continúa siendo sinónimo del
torismo nacional desde su altiplano, a 2.660 metros arriba del nivel del mar. Cierto que su fundación acaeció en 1923, pero su historia está marcada por
el 8 de febrero de 1931, fecha en que inauguró la plaza de su dueño con cartel
español: Manolo Martínez, Gallito de Zafra y Mariano Rodríguez. Cualquier intento de catalogar sus eventos memorables buenos y malos, por
largo que fuese no sería suficiente... Ganaderías derivadas, triunfos, derrotas,
inauguración de plazas, elevación de figuras... Por ejemplo, fue suya la primer
alternativa de Luis Miguel Dominguín, a los quince años, con Domingo Ortega y
su hermano Domingo, el 23 de noviembre 1941, tres años antes de la otra en La
Coruña con el mismo padrino. Hechos y hechos a montón entre los que relampaguea en mi memoria, ese
cinco de febrero del 2012. Variopinta corrida, trapío y casta, todos a ley en
varas, ovacionados cinco en el arrastre, y al anochecer, Fermín el nieto y
Gonzalo el biznieto de don Ignacio Sanz de Santamaría dando la vuelta al ruedo
bajo el coro unánime: ¡Mondoñedo, Mondoñedo! Que proclamaba la comunión del
público bogotano con su divisa, pero también el cambio de generación en su
tenencia. Luego, Luis Bolívar (hoy herido), a hombros. Y todos contentos como
si quisiéramos ignorar los negros nubarrones que amenazaban. Por causas insuperables no pude cumplir anteayer la invitación a Puente
Piedra. Entonces pergueño apesadumbrado estas desordenadas líneas a sabiendas de
que no valen como excusa. Enterado por Loperita y Guillermo Rodríguez de la imponencia
del encierro cinqueño, de la tremenda cogida de Bolívar al primer lance, y de la
dureza enfrentada solitario y sin espada por Juan de Castilla en el modesto y
pequeño escenario “Marruecos” ni siquiera lleno. Más
que un feliz cumpleaños fue un testimonio crudo de los aciagos momentos que
atraviesa la Fiesta en Colombia. Mondoñedo fin de siglo. Viva Mondoñedo.
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