martes, 10 de mayo de 2016

CUENTO CHINO - VIÑETA 153

Viñeta 153
Cuento chino
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 10 de mayo 2016

La semana pasada los principales diarios de Madrid hicieron despliegue de la “corrida sin sangre”, pero con música baile flamenco, megapaella, vino y sangría, organizada para 2.500 turista chinos.

Corrida con un solo novillo despuntado, “Burlesco” , negro, bajo los 300 kilos, de Ramón Rodríguez, que se lidió sin delimitación de tercios, pica, banderillas ni espada.

El cronista Wen Xing en “El Mundo” informó: “tres novilleros se encargaron de rejonear”, y  uno de estos, Juan Carlos Benítez, explicó a “El País”: “No ha habido banderillas, ni sangre, ni muerte... se les enseña qué es el toreo, no queremos que se vayan con una mala impresión".

Eran las diez en punto de... la mañana. Llovía.  La cubierta plaza de Moralzarzal fue tomada en algo más de la tercera parte por lo que un titular denominó “La marea China”; contingente de trabajadores a quienes su patrón Li Jinyuan recompensaba con vacaciones VIP en España tras haber cumplido metas laborales.

Uniformados, de azul, con “disciplina casi militar”, gallardete, cámara y palo para selfies en mano, ocuparon sus localidades. Habían llegado en setenta buses, enarbolado una bandera de 600 metros cuadrados con la consigna “Paz y progreso” y agotado  10 paelleras de 300 raciones cada una, que requirieron entre otras cosas, 320 kilos de arroz, 300 de pollo y 700 litros de agua.

Una de las comensales confesó admirada “jamás había comido de una olla tan grande”, mientras un parroquiano que no entró a la plaza (el festejo era exclusivo), comentó: “fue divertido ver a tanto chino junto”.

El espectáculo, montado por Mamerto López, matador de toros especialista en eventos taurinoscontó con el beneplácito del alcalde Carlos Rodríguez, quien gobierna respaldado por el PSOE, y opina que “la ciudad no es demasiado taurina, su plaza de toros está sobredimensionada y debe convertirse a escenario multiuso con fines turísticos”.

Nadie puede oponerse a que una fiesta privada monte la parodia que quiera. Pero enseñarla  como “La corrida” con el pretexto vergonzante de no causar “mala impresión” ese sí es un cuento chino. Cuento que dicho sea de paso ya tiene fervientes creyentes “taurinos” por acá en Suramérica.

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