martes, 13 de octubre de 2020

INSUFICIENCIA CARDÍACA - VIÑETA 376

 
Viñeta 376
 
Insuficiencia cardíaca
Jorge Arturo Díaz Reyes, Cali octubre 13 de 2020
 

El negocio de las corridas, la industria de la tauromaquia, el sistema de la fiesta, enfrentan quizá la más dura época de su historia. La extinción aparece cada vez más como una posibilidad real que como una visión alarmista de la cual se pueda escapar cerrando los ojos o mirando a otro lado.
 
La pandemia, sí. Pero esta no es la causa única, ni siquiera la principal. De otras peores pestes y calamidades mundiales ha sobrevivido el toro y salido fortalecido. Tampoco la presión de los intolerantes, hasta excomuniones y criminalizaciones ha superado. Menos, los eventuales errores empresariales, propios del oficio.
 
Mucho antes de la globalización viral, en marzo pasado, las acciones habían entrado en caída libre. Años. Ahí están las estadísticas que lo prueban, con su índice más veraz; el descendente número de festejos. Derrumbe que ha arrastrado tras de sí a todo el sector, para hablar en términos de economistas. Crisis ha sido la palabra de moda desde entonces.
 
El Covid 19 no ha hecho más que agravar el cuadro preexistente. La salud minada, las defensas bajas y la poca conciencia de la enfermedad, se han coligado contra el paciente y empeorado su pronóstico. Es dogma clínico. Los paliativos, analgésicos y palabras de consuelo pueden aliviar el sufrimiento (cosa importante), pero no curar ni salvar. Es más, a veces enmascaran síntomas y roban atención a la etiología del mal.
 
Por eso, a cambio de mentiras piadosas, charlatanerías y curanderías que se ofrecen y no siempre gratuitamente a los casos desesperados, la verdad, la dura verdad del diagnóstico preciso es dolorosa pero necesaria. Es obligado volver a la pregunta clave. ¿Qué venía pasando, qué había debilitado tanto el organismo, para que el contagio lo haya puesto en estado terminal?
 
La respuesta, la han dado no pocos desinhibidos, a quienes por ello mismo se les mira con desconfianza y antipatía. El enorme y obeso cuerpo de la fiesta ha descuidado su corazón; al épico arte del toreo se le resta protagonismo y fuerza, entra en insuficiencia y ya no moviliza la circulación lo suficiente para mantener las constantes vitales.
 
Y lo empeoran quienes hacen pasar la enfermedad por salud, quienes dicen que todo va bien cuando todo va mal, y los relacionistas que con sus melifluas tergiversaciones lo intoxican y aceleran el deceso.
 
Habría que asumir la realidad, atender con terapia radical el claudicante órgano principal. Recuperando su función esencial, su autenticidad y pujanza de toro bravo. En lugar de andarse con pañitos de agua tibia, complacencias o peor, intentos de convertirlo en hígado.

martes, 6 de octubre de 2020

MANIZALEZ PLAZA FUERTE - VIÑETA 375

Viñeta 375
 Manizales plaza fuerte
Jorge Arturo Díaz Reyes, Cali octubre 6 de 2020 

Manizales. Foto: J. A. Díaz, archivo

En medio del acojonamiento empresarial mundial, “La ciudad que hizo las ferias en Colombia” no se rinde y lanza la suya, “Toros y Ciudad”, para el 11 y 12 de octubre próximos. Modalidad virtual, cierto, la única permitida, la única posible hoy acá. Lo hace con lo que hay, sin cobrar, echando mano de sus propios recursos, dando ejemplo de lealtad y resiliencia.

Dos carteles, ambos con el hierro “Ernesto Gutiérrez”, emblema regional. Una novillada mixta y una corrida de toros. Trece reses para trece lidiadores (uno a caballo), todos nacionales y adelante con los faroles.

El médico Juan Carlos Gómez, hombre afable, pero cumplidor, cabeza y brazo de la filantrópica empresa Cormanizales, benefactora del Hospital infantil, no se arredra. Recuerdo esa mañana, domingo de corrida, hace ocho meses, frente a la Santamaría. Venía yo de cruzar por entre los temibles grupos antitaurinos bogotanos que vociferando comenzaban a concentrar fuerzas en la carrera séptima.

Me lo encontré de pronto y le dije –Quieren intimidarnos y alejarnos.

–Los miró burlón y contestó airado, haciendo ademán de arrancarles ¿Qué queeé? ¡Camine vamos pa´llá a ver cuál es el que corre más!

Era broma, claro, la policía controlaba. Reí con la imagen quijotesca de verlo arremeter a panza descubierta contra la turba y la certeza de que lo haría de ser necesario. Al fin y al cabo, la fiesta de los toros es culto al valor, y eso (se supone) rige para todos los implicados.

Bueno, los que pensaban que Manizales, igual que la mayoría de las plazas del mundo, desde Las Ventas y La Maestranza para bajo, arrearía su bandera frente al virus, tal vez no conocen al caballero que comanda el fuerte. Ni que allí la tauromaquia es honra, prez y patrimonio.

Seguramente toros y toreros honrarán el compromiso, alentarán la posibilidad de la feria grande en enero y con ello lanzarán un ¡sígannos! a Cali en diciembre y a Bogotá en febrero. Plazas estas asediadas, además de por la pandemia, por sus propios alcaldes.

¿Quieren verlo? Conéctense vía: #TorosyCiudad2020 - Fanpage de Facebook Plaza de toros de Manizales, y acomódense.

martes, 29 de septiembre de 2020

PELEAS INTESTINAS - VIÑETA 374

Viñeta 374
 
Peleas intestinas
Jorge Arturo Díaz Reyes, Cali septiembre 29 de 2020

Fragmento portada libro: El toreo entre libros II. https://issuu.com/
Hace sesenta años, Antonio Ordóñez, Diego Puerta, Curro Romero, Rafael de Paula, “Mondeño y Curro Lara, fueron anunciados para la séptima feria de Manizales (Colombia), sin el concurso de ningún torero ni toro nacional. Matarían solo corridas españolas de: Juan Pedro Domecq, Fermín Bohórquez, Juan Guardiola y Vizconde de Garcigrande.
 
La unión de toreros de Colombia (Undetoc) y la unión de ganaderos pusieron el grito en el cielo y vetaron La Monumental, alegando ninguneo y violación de los acuerdos taurinos binacionales. Amenaza de ruptura de relaciones. El organizador manizaleño, Oscar Hoyos, se justificó diciendo: “contraté solo toreros y encierros españoles “porque la cláusula 5ª del convenio me confería amplios derechos para hacerlo”. Dicha cláusula se había derogado con anterioridad (El Ruedo, enero 12 de 1961, página 13).
 
Contra viento y marea la feria se realizó, afortunadamente con éxito histórico. No era para menos, con esos carteles. Tengo guardada la página taurina de “La Patria” (¡!) diario local del 29 de enero, rezando: “De hoy en adelante, las verónicas no se llamarán verónicas sino romerinas”.
 
No siempre lo justo, lo artístico y lo sindical van de la mano. “Sacrificar un mundo para pulir un verso” decía el poeta colombiano Guillermo Valencia. Pero después, a fuerza de tesón, los sindicalistas ganaron su mundo sin despulir el verso. De allí en adelante, gracias a su lucha, siempre hubo toreros y toros colombianos alternando con los extranjeros en todas las ferias y eso impulsó la fiesta en el país.
 
Hoy, con la tauromaquia en el filo del abismo, acá y allá. Más que por la pandemia, por lo que los políticos a cargo hacen con ella, en la vieja y aguerrida Undetoc se vuelven las espadas hacia dentro. Eso no es nuevo.
 
Conservo vívida la escena. Varios años después del conflicto citado. En la Santamaría bogotana, el disidente Pepe Cáceres, acosado por una claque reventadora que los sindicalistas de entonces le habían montado en los altos de sol, les brindó una ceñida y aguantada tanda de muleta en los medios, encarándolos desafiante tras el remate y llevándose la mano a los genitales.
 
Pasó, y no pasó nada. Eran otros tiempos, el sindicato siguió combativo, errando y acertando en defensa de sus intereses, la fiesta continuó su marcha nacionalista, vinieron César Rincón y sus casi tres décadas doradas, Pepe murió, nuevas desgracias cayeron, una encima de otra; las pestes, autoritaria, antitaurina y viral. Entonces, voces de muerte sonaron cerca...
 
Para colmo, las inveteradas peleas intestinas, que no fueron letales antes, profundizadas en esta crisis terminal sí amenazan serlo. Hay quien lo lamenta y hay quien lo celebra. Claro.

martes, 22 de septiembre de 2020

TODOS AL AGUA - VIÑETA 373

Viñeta 373
 
!Todos al agua!
Jorge Arturo Díaz Reyes, Cali septiembre 22 de 2020
 
Titanic. Oleo Willy Stöwer, https://commons.wikimedia.org/
Simón Casas es el gran capitán de la fiesta. Comanda su buque insign
ia “Las Ventas” y otros de gran calado. Cuanto dice trasciende. Condición del rango. Más ahora, cuando con mar tormentoso su flota libra una batalla quizá definitiva, quizá última.
 
En circunstancias tales, frases que fuera de contexto sonarían simples, adquieren dimensiones épicas. La historia se complace atesorándolas.
 
César entrando en las Galias: La suerte está echada… Ricardo III, cercado en un lodazal de Bosworth: Mi reino por un caballo… Barreiro acorralando a Bolívar en el Pantano de Vargas: ¡Ni Dios me quita la victoria! McArthur huyendo de las Filipinas: ¡Volveré!
 
Pues anteayer, Simón, transbordado a Nimes, buscando las aguas más propicias de La Vendimia, soltó tras la corrida, una no menos impactante: “Sí el barco de la fiesta se hunde todos somos responsables” Y agregó: “Todo el mundo, desde los profesionales hasta la prensa”.
 
Ese mismo “todo el mundo”, al que semanas antes había hecho saber por medio de su contramaestre, que Madrid no daría toros este año. Mejor dicho, que el gran portaaviones de la armada no entraría en combate.
 
Bueno, ya que andamos en metáforas navales, sigamos la corriente y recordemos también que bravos capitanes se han hundido con sus barcos. Prefiriendo morir antes que abandonar ningún pasajero, tripulante, o el patrimonio que se les confió. Código de honor.
 
Frente a Finisterre, hace 138 años, el capitán y la tripulación entera del Douro, excepto el oficial al mando de los botes salvavidas y dos marineros para gobernar cada uno, se fueron al fondo sin queja, tras poner a salvo todo el pasaje. Edward John Smith, impasible se sumergió con su Titanic. Hans Langsdorff, se envolvió en la bandera de combate del Graff Spee y se pegó un tiro, avergonzado por haber sobrevivido.
 
De otro lado, no ha mucho, al italiano Francesco Schettino le condenaron a 16 años de cárcel por escapar del Costa Concordia y al surcoreano Lee Joon-seok a cadena perpetua por abandonar el Sewol; naufragios donde desaparecieron centenares de personas. Dejar la nave sin liderazgo en trance crítico, fue lo que más pesó en el criterio de los jueces.
 
No vale a un capitán que naufraga distribuir la responsabilidad entre todos y subirse a un bote salvavidas. Gaje del oficio que debe tenerse presente antes de aceptar la jerarquía. Pero en fin, mejor no comparar la fiesta con un barco a pique. 

martes, 15 de septiembre de 2020

¿PARA VERDADES EL TIEMPO? - VIÑETA 372

 Viñeta 372
 
¿Para verdades el tiempo?
Jorge Arturo Díaz Reyes, Cali septiembre 15 de 2020
 
Fragmento cartel novilladas andaluzas 2020. www,burladero.tv
La historia no es como es sino como la cuentan. No sé cómo contarán los historiadores taurinos este año de la peste. Lo que sí sé, porque siempre ha sido así, es que independientemente de los hechos, los indicios, las pruebas, los testimonios, los matices, las contradicciones, al final se impondrá un relato único, el sentir colectivo.
 
En siglos anteriores fue más difícil sustraerse a él. Primero, debido a la lejanía de todos con los acontecimientos, estos no podían ser desmentidos sino por los pocos testigos presenciales o los protagonistas. Segundo, porque oponerse a la “verdad” general siempre ha sido problemático.
 
En esta época, cuando todos estamos ahí viendo a través del Internet; “en directo”, desde múltiples ángulos, encuadres, aproximaciones, velocidades y repeticiones, cada quien puede construir y difundir su propio relato. Parecería que ya la cosa es otra cosa.
 
Pero no, nuestra misma subjetividad, preferencias, deseos nos engañan. Además, la edición y la interesada narración simultánea, que nunca faltan, son capaces de volvernos el día noche. Somos influenciables. Mucho. Que lo digan el cine, la publicidad y las transmisiones de futbol.
 
¿Cuántas veces frente a la pantalla (TV o PC), la voz “autorizada” o el texto nos hacen ver que lo que no vemos, y lo creemos, y le damos “like” y lo reenviamos? Que cada cual se ponga la mano en el pecho y se conteste.
 
Entonces, volviendo al ruedo actual ¿cuál será la historia? ¿Quién puede asegurar que los que ahora están luchando a brazo partido por mantener el culto vivo luego no quedarán como villanos? ¿Que los que se inhiben no serán sus acusadores? ¿Que los que cargan la suerte no serán ignorados? ¿Qué los que reniegan no serán aclamados? Hoy es pronto para saberlo, mañana será tarde para esclarecerlo.
 
Entonces, aunque aún viendo lo que pasa cueste discernir con certeza méritos y deméritos de cada uno; aficionado, ganadero, torero, empresario, crítico, periodista, político, autoridad…, vale intentarlo personalmente, recordarlo y no dejar nuestra juicio y gratitud a otros o a las tardías e inciertas verdades del tiempo. Es cosa de honor e higiene de conciencia.

martes, 8 de septiembre de 2020

HONOR DE FILÓSOFO - VIÑETA 371

Viñeta 371
 Honor de filósofo 
Jorge Arturo Díaz Reyes, Cali septiembre 8 de 2020
  
Hércules y el toro, cerámica griega 470 AC. Foto: https://commons.wikimedia.org 
En estos días de muerte, bandadas de aves vuelan en círculo sobre la tauromaquia. Cada vez más cerca, cada vez más ávidas, cada vez más oportunistas.

Las negras alas ensombrecen el cielo de los toros en Madrid, México, Lima, Bogotá, Lisboa, Quito, Barcelona, Cali... Los enrojecidos ojos adivinan una res vieja, debilitada por males preexistentes, acosada por la pandemia y tirada en el campo. Los hoyos encima de los corvos picos inhalan cadaverina. Las garras filosas presienten carne. Las calvas cabezas deliran por jirones de vísceras. La indefensión les excita.

Las hay de diversa especie; políticos de rango nacional, municipal o veredal; periodistas, intelectuales, artistas, filósofos, charlatanes, “Infuencers” de variado alcance. Oportunistas todos, intolerantes todos.

Adeptos escapan. Reconocidos campeones de la causa, arrojan sin pudor sus armas y corren. Unos despavoridos, otros con vergonzante disimulo, y no falta quien cambiando de bandera se revuelve contra lo jurado buscando algún despojo.

En mi cotidiana revista de prensa encuentro ayer en El Mundo, un insoslayable artículo de Juan Diego Madueño:  El desencanto de Víctor Gómez Pin: “La tauromaquia ha de medir su abismo". Que se anuncia como su insistencia en la defensa de la fiesta, lo cual definitivamente no es. Todo lo contrario.

El connotado pensador y aficionado catalán, fruidor de aquel toreo próspero que florecía en su región antes del anatema y contra el cual rompió lanzas, acaba de publicar: “El honor de los filósofos”. Libro prolijo de 600 páginas, del que solo he alcanzado a leer el sustancioso prólogo.

Pero volviendo con sus confesiones a Madueño, de que ya no le interesa la defensa de la tauromaquia, porque después de haber repetido tantas veces los mismos argumentos, "me da vergüenza… No voy a repetirlos ni una vez más".

Aduciendo ahora que desde su posición de viejo izquierdista sesentayochero (Paris, La Sorbona) rechaza la connivencia taurina con la ultraderecha, “que en ocasiones se sirve meramente de la tauromaquia como la sangre de un perro famélico sirve a la garrapata…, que elige a un torero como personaje emblemático” (¿Morante?). Clama que a su amigo Antonio Ordóñez nunca se le hubiera ocurrido hacer algo parecido.

Pues ello incluso ha permitido a un miembro de Unidas-Podemos, llamarla “franquismo resucitado” y a los aficionados, bárbaros. Como en un lánguido deja vú lamenta: ¿se da cuenta del peso de sus palabras, de la ofensa profunda…, de lo que significa tratar a millones de personas como bárbaros?

Pero concede, “Hay varias causas que la han colocado ahí (a la tauromaquia, en el abismo)… Una de ellas antropológica… El conocimiento de alto grado... se ha expandido en imperativo de que la instrumentalización no sólo no debería afectar a los seres humanos sino que la niega a cualquier ser que sea susceptible al sufrimiento.”

Concluyendo: “…Esas dos cosas, el animalismo y la política, hacen muy difícil a los defensores de la tauromaquia (él ya no lo es) sustraerse de las críticas… Tiene que saber que es una minoría y debe aceptar el devenir intelectual del mundo… Cuando hay un gran peligro hay que tener una gran respuesta. La tauromaquia no la tiene".

Para invitar finalmente a digerir la derrota total, de la cual huye, sollozando por sus recuerdos: “¿Tirarán las estatuas de los toreros? "¿Qué va a pasar en Ronda? Hay monumentos... No sé si los respetarán”.

Ante todo eso, también yo me pregunto si en el “honor de los filósofos” (correspondencia entre pensamiento y comportamiento) caben oportunismo, apostasía y deserción. Así sea con el triste pretexto de que “Ahora, en Barcelona, hay más mascotas que niños”. Esta curiosidad por sí sola me obliga comprar el libro.

martes, 1 de septiembre de 2020

TIEMPOS VIRTUALES - VIÑETA 370


Viñeta 370

Tiempos  virtuales
Jorge Arturo Díaz Reyes, Cali septiembre 1 de 2020

Foto (fragmentó pixelado): https://www.las-ventas.com

¿Vemos lo que vemos? Por supuesto que no. Vemos lo que creemos ver. El ojo recibe las imágenes, las proyecta invertidas en la retina, esta las convierte a impulsos eléctricos, las envía al cerebro que las voltea, las ubica, las identifica, les da volumen, dimensión, forma, etc. El proceso dura unas trece milésimas de segundo. Casi nada, pero de todos modos lo que vemos además lo vemos, en pasado. Reciente, pero pasado, al fin y al cabo.

El ojo tampoco recibe colores. Capta longitudes de onda luminosas. Solo una parte de ellas, las otras no. Las que admite las interpreta como colores (unos diez millones de tonalidades entre violeta y rojo). ¿De qué color son las otras? Nadie lo sabe.

Esta virtualidad se ha expandido en los tiempos nuestros. Rotulados de la “posmodernidad” y más que otros, los de la imagen, de la realidad simulada, de las cosas no son como son sino como parecen. Del arte no formal, del surrealismo, la psicodelia, el teatro del absurdo, el cine digital, el viedeojuego vívido, la televisión omnipresente, el internet ubicuo y el ambular por la otra dimensión; el ciberespacio

¿Cuándo empezó esto? Quizá no, como su apodo sugiere, al decaer el “modernismo”, sino al tiempo con él, o paulatinamente antes, mucho antes. Imposible precisar. Son marcas arbitrarias, no científicas, referencias de tendencias culturales que como las modas han ido y han venido, a necesidad de cada período. Expresiones de la vieja búsqueda humana de mundos alternativos; simbologías, iconologías, mitologías.

Desde marzo pasado, cuando se reconoció esta pandemia y cundieron alarma, miedo al otro, distanciamiento social, encierro… la virtualidad se hizo casi total. El abandono del escenario y la reclusión impusieron el teletrabajo, el teleocio, la telerrealidad, la televida y el extrañamiento. Seis meses ya.

Durante ellos, Enrique Ponce ha toreado, el que más, una decena de corridas. Bien por él. Pero aritméticamente menos de la décima parte de las toreadas en 1918 por Joselito El Gallo (104), cuando otra peste respiratoria (gripa española) mató más de cien millones de personas. Esta vez no hemos llegado al millón y ojalá no llegáramos.

Sí, los festejos han disminuido mucho, por contra los trofeos se han multiplicado más. Y es inevitable preguntarse, volviendo al principio: ¿Realmente se está viendo lo que se ve, toro, torero y toreo? ¿O también estamos virtualizando de más en esto por el virus?