jueves, 26 de septiembre de 2019

EURITMIA - VIÑETA 321

Viñeta 321

Euritmia
Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, septiembre 17 de 2019

Belmonte a los 34. Foto: https://commons.wikimedia.org
Un año antes que Juan Belmonte García tomara su infame, pero histórica alternativa en Madrid, la euritmia, viejo concepto greco-latino resurgió en Alemania.

Parecerá traído de los cabellos asociar los dos fenómenos. ¿Qué podrían tener en común El Pasmo de Triana y el prolijo filósofo austríaco Rudolf Steiner, autor del replanteamiento?  La época, el espíritu de la época, y eso ya es mucho decir. La tauromaquia y la filosofía, cada una por su lado, han sido siempre muy sensibles al pulso de los tiempos.

Algo terrible bullía entonces bajo la corteza. Europa caminaba por el filo del abismo en el que terminó precipitándose, “La gran guerra”. Y en esa calma chicha que precede a las tormentas, Steiner lee a Vitruvio, el arquitecto de Julio César: “Euritmia es el bello y grato aspecto que resulta de la disposición de todas las partes de la obra”, y concluye que la cosa, más que eso, es arte aparte. El de convertir el movimiento y la pausa corporal en la expresión auténtica del sentimiento íntimo.

Mientras tanto Belmonte, al margen de todo eso, se busca a sí mismo, tratando de torear como siente, como es, como fue hasta su suicido impertérrito. Eurítmico sin saberlo, aguantador, artista, eficaz ante lo inexorable.

Su versión resultó ser la interpretación torera más profunda de aquellos tiempos de tragedia inminente. Por eso, entre otras cosas, debió conmover tanto. Había que ser así, como él. Era lo que los tiempos pedían. El horror se venía encima y no había dónde ir, había que dar cara.
Pasó lo qué pasó. Terminó aquella hecatombe mundial y al tiempo murieron, Joselito, el digno contrapunto del belmontismo, y la “Edad de oro” que había forjado el contraste de las dos eras en colisión. El mundo y el toreo fueron otros de allí en adelante.

No se conocieron y no tengo referencia de que el espada sevillano hubiese leído al pensador de Donji Krajlevec, ni de que este le hubiese visto torear. Seguro vivieron y murieron, ignorándose, pero a la distancia no es tan difícil hallarles coincidencias.

martes, 10 de septiembre de 2019

ARITMÉTICA - VIÑETA 320


Viñeta 320

Aritmética
Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, septiembre 10 de 2019

Ureña cogido en Las Ventas el15 de junio. Foto: www.las-ventas.com
A un mes de cerrar la temporada europea 2019, leo que El Juli, encabeza las estadísticas con 35 corridas. Cien menos de las 135 que despachó allá en su primer año completo de alternativa, 1999.

Le siguen a dos Manzanares y Perera, de ahí para bajo los demás. Con el tiempo que resta y al ritmo de la temporada, el matador que al final lidere el “escalafón”, seguramente no superará el medio centenar de contratos. Muy pocos, comparados con los 109 de Juan Belmonte hace un siglo exacto (1919), cuando no se había consolidado el transporte aéreo, los trenes eran muy lentos, las carreteras intransitables y España tenía bastante menos de la mitad de la población que tiene hoy.

Bueno y qué decir comparativamente con las 121 corridas de El Cordobés en 1970, las 161 de Jesulín en 1995 y aun las más próximas 111 de El Fandi en el 2008.  Pero volviendo a El Juli, cien corridas menos al año que las toreadas por él mismo hace veinte, son mucho lucro cesante. Y también mucho menos espectadores en plaza, muchos menos toros en el ruedo, y mucho menos dinero en las ganaderías y taquillas.

Los números no mienten. Ojalá mintieran. El proceso de contracción de la fiesta es raudo, grave, inocultable. La pregunta del millón es si será reversible. Yo no sé. Ideas he oído muchas, resultados pocos. La inasistencia en Bilbao asusta, y cuando algunas pocas plazas menores dan signos de recuperación, sorprenden tanto que se les llama “milagro”. Por contra, ferias como San Isidro en Madrid y San Fermín en Pamplona resisten amuralladas en su prestigio y su toro.

Paradójicamente, fuera crece un escapismo festivalero. Cómo si a punta de amaneramientos, esnobismos, coreografías, negaciones, orejas y sobrevaloración se pudiese conjurar la adversidad.

Los toreros continúan arriesgando. Basta ver la lista de bajas causadas por el toro que los ganaderos les echan. Ahí está la reserva de credibilidad, la verdad a reivindicar. Frivolizarla no es la solución, es el problema.

miércoles, 4 de septiembre de 2019

EL QUID - VIÑETA 319

Viñeta 319

El quid
Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, septiembre 3 de 2019

Manolete. Calle Alcalá, Madrid. Foto: Jorge Arturo Díaz
La semana pasada, con un día de intervalo, dos efemérides trágicas, Manolete y El Yiyo. Dos toreros, dos épocas, dos historias. El uno con treinta años en la cumbre de su gloria y el otro con veintiuno disparado hacia ella.

Ambos matando los toros que los mataron. En fiestas de ciudades menores, Linares y Colmenar, 1947 y 1984. ¿Por qué murieron? No pregunto las razones médicas aún sin precisar en el uno, largamente desangrado por una cornada en la ingle y muy claras en el otro con el corazón atravesado. Tampoco las razones técnicas en la ejecución de la suerte suprema, que les fue la última. Ni las contractuales que les comprometían. O las zoológicas por las cuales, “Islero” el quinto miura y “Burlero” el sexto núñez, ya matados los cazaron.

Me refiero a los móviles íntimos que los llevaron a ese trance fatal,. ¿Cuáles fueron?  ¿Qué buscaban? Dicen que Manuel prácticamente nada. Ya lo había ganado todo, y hastiado ansiaba retirarse, pese a que tenía contratos firmados en América, entre otras plazas, con la Santamaria de Bogotá. Qué José no pensó ir a esa fatal feria de los Remedios, sino a última hora, cuando le llamaron para sustituir a Curro Romero en una corrida que ni ponía ni quitaba para su incontenible carrera.  

Fueron por plata, dirán los más cínicos. Bueno, los toreros cobran, sí, pero aquellos honorarios puntuales tampoco les eran determinantes. Los dos pudieron muy bien haberse negado y no hubiese pasado nada. ¿Entonces?

En el toreo se vive y se muere por el prestigio, la buena reputación, el honor. De allí depende todo, dinero incluido. Es el quid, el mismo que lanza Quijotes contra molinos de viento.

Hegel escribió por ahí, quizás con sarcasmo: “España es la patria del honor”. De ser así, el toreo sería su arte más auténtico y estos dos toreros muertos oficiándolo hace ya tiempo, explicablemente unos de sus héroes más honrados.

PETRO Y LOS OTROS - VIÑETA 318

Viñeta 318

Petro y los otros…
Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, agosto 27 de 2019

Caricatura de "Matador", www.eltiempo.com
Con una terquedad de cruzado, el hoy senador Gustavo Petro a la cabeza de sus prosélitos arremete sin cesar contra las corridas de toros en Colombia. Con todas las formas de lucha como demostró su alentadora presencia previa, en los desgraciados acontecimientos de febrero del 2017 alrededor de la plaza de toros de Santamaría.

Ahora pugna por llevar a la plenaria del congreso una nueva iniciativa de prohibición la cual ya cursó exitosamente tres debates en la comisión primera de la Cámara de representantes. Felipe Negret, notable abogado y el más connotado defensor de la fiesta en el país, ha hecho en entrevista reciente para la revista Semana, una actualización de la situación jurídica y legislativa del asunto.

Las corridas son una tradición cultural y artística del pueblo colombiano, legítima y legal, protegida por la constitución y una ley propia (la 916 de 2004). Legitimidad vigente, reconocida por la Corte constitucional en repetidas sentencias. Nada que agregar a sus precisiones.

Pero añade Negret una conclusión que también tendría que ser de reflexión para los congresistas que representan a todo el pueblo, y que han sido elegidos por él, no por los animales. “El ataque a las corridas, ese sí es un acto de barbarie”. Como lo son la destrucción de museos, el fundamentalismo y el terrorismo.

¿Podemos olvidar acaso la del Museo Taurino de Bogotá durante su alcaldía, la saña de las asonadas antitaurinas o la bomba en las inmediaciones del coso que dejó treinta heridos y un muerto, ya durante la alcaldía de su actual sucesor Enrique Peñaloza? ¿Podemos? ¿Pecamos al pensar que esta última intentona parlamentaria es apenas la versión legislativa de la misma odiosa persecución?

Pero hay que ser honestos. En esto el petrismo ha sido voz cantante, sí, pero no la única, con mucho. Señalarlo exclusivamente y tapar, llevados por el sectarismo la participación no menos activa de políticos y seguidores de otras banderías, es politizar oportunistamente una discusión que trasciende la codicia electorera y los odios ideológicos pues toca dos bienes carísimos a toda sociedad; su cultura y su libertad.  

martes, 20 de agosto de 2019

QUÉ PASA CON CAYETANO - VIÑETA 317

Viñeta 317

Qué pasa con Cayetano
Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, agosto 20 de 2019

Cayetano en Las Ventas. Foto: www.las-ventas.com

No son coincidencias. Es una campaña insoslayable, acogida con fuerza y premiada por públicos diversos. Pero ¿Acaso se la dimensiona con justicia? Leo sin suspicacia titulares, crónicas, artículos, oigo comentarios profesionales ¿y…?

Parece un estado de opinión en la prensa española. No tomarlo muy en serio, ni a él ni a quienes le aplauden. Asordinar sus éxitos, cuando no demeritarlos como problemáticos para la fiesta, insinuando que su buena fortuna se debe al infortunio de Roca Rey y/o a sus apellidos.

Qué si la técnica, qué si el haber comenzado añoso, qué si lo mediático, qué si patatín, qué si patatán. Se le crítica lo que se loa en otros, que lidian los mismos hierros fatigando la temporada sin redondear una faena, ni un triunfo, mientras ríos de tinta y saliva les abrillantan minucias, poses, detalles, “pellizcos”.

A este, por contraste, los que pagan, son los que lo están encumbrando y eso quiérase que no siempre ha valido. Ahora, con las cosas como están debería valer más. Un torero de cuna, que asume su legado y circunstancia muy en serio, que arriesga, torea y mata cómo le nace, que complace, que gusta y triunfa. ¿Cómo podría disgustar a todo el gremio informador?

Quizás la pregunta no sea, qué pasa con Cayetano sino, qué pasa con la prensa.

martes, 13 de agosto de 2019

VOLVIÓ PONCE - VIÑETA 316


Viñeta 316

Volvió Ponce
Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, agosto 13 de 2019
 
Ponce en Bogotá febrero de 2019. Foto: Camilo Díaz
Fue la noticia de la semana, que volvió. No que lo hiciera en El Puerto, indultando un pastueño juanpedro y saliendo a hombros en loor de multitud. No, triunfos como ese han sido para él habituales.

La noticia es que haya vuelto. A solo cinco meses de la cogida en Valencia que le despedazó la rodilla izquierda. Con eso y cuarenta y siete años, (veintinueve de alternativa), habiéndolo ganado todo ya. Eso es lo tremendo, lo que admira y asusta.

Siete días antes de reaparecer había dicho un montón de cosas al ABC de Madrid. Entre ellas: “Emocionar con miedo es fácil, lo difícil es emocionar con belleza”. Declaración de principios que cabe para muchas artes y oficios. También, reto y proclama.

Sin duda sincero, porque lo ha sustentado en el ruedo a lo largo de toda su carrera. Si lo sabremos los que la hemos seguido y más los que tanto hemos criticado su exitoso esteticismo.

Bueno, ahora ya nos ha quitado ese argumento. Desde antes de lo de Fallas, Enrique venía toreando lesionado grave de la misma rodilla y aguantando callado, dando muchas ventajas. Luego el desastre y la incapacidad para sostenerse de pie le forzaron al quirófano. Lo demás es conocido; el preciso trabajo de Villamor y sus fisioterapistas, la recuperación veloz y el retorno temprano que no por anunciado impacta menos.

El tiempo de cicatrización interna no ha sido mucho. Con menos daños, deportistas más jóvenes y musculados que él, tardan más en reintegrarse, si es que se reintegran. Está convaleciente. Le aguardan muchos toros de media tonelada y más. Públicos que le pedirán linduras. Toma riesgos altos. Los acepta sin alardes. El miedo no es su discurso, lo desprecia, lo relega, ya lo dijo, pero ahí estará tácito tarde tras tarde.

El toreo es arte peligroso y romántico, en el que, como dijo el poeta colombiano Guillermo Valencia, bien cabe sacrificar un mundo para pulir un verso. Ponce lo asume. Valiente. Mis respetos.

martes, 6 de agosto de 2019

EL PASO Y DAYTON - VIÑETA 315

Viñeta 315

El Paso y Dayton
Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, agosto 6 de 2019

Hay noticias que no se pueden soslayar. Treinta y dos muertos y cincuenta heridos en 13 horas, dejaron dos recientes masacres en Estados Unidos. Las dos últimas de veinte mal contadas durante lo que va del año en ese país (incluyen solo las que producen tres o más cadáveres).

Foto: www.bbc.com - Reuters
Por separado, dos jóvenes blancos de 19 y 21 años respectivamente, apertrechados con armamento de guerra, condujeron el uno nueve horas y el otro cinco para llegar a los concurridos puntos donde perpetrarían sus carnicerías.

Las pacíficas, desprevenidas e inermes víctimas no los vieron llegar. Estupor, dolor, horror, desconcierto y de inmediato, los ya manidos análisis, conjeturas y teorías respecto a las causas del fenómeno y lo que habría que hacer para controlarlo, si no eliminarlo.

Qué el odio, qué el racismo, qué la xenofobia, qué las armas, qué la incitación… Obviedades. Pues claro que sí, todo eso. ¿Y…?

Entre tantas opiniones, eufemismos, intereses, inculpaciones y descargos no he leído ninguno que señale un “malestar en la cultura” como diría Freud. Que diagnostique tal locura como una enfermedad social. Como un asunto, más que de seguridad nacional, de salud pública.

Pero a Freud ya casi no se le lee y menos los políticos tan interesados en el mercado electoral siempre. No es el caso de los antitaurinos quienes desde los tiempos de “El Gallo” y Eugenio Noel, no paran de acusar psicoanalíticamente a los toros como inductores de violencia y exigir su prohibición.

No han faltado (hasta ahora) sino ellos culpando las corridas de toros. Quizás porque en la mayor de las dos hecatombes, un manifiesto asume el rechazo a los inmigrantes hispanos como causa del ataque.


Pero no nos hagamos ilusiones. Ya deben andar por ahí en México, Ecuador, Colombia, Venezuela, España, Francia y Portugal, países de cultura taurina, los cazadores de votos buscando alguna razón que justifique la relación indirecta del toreo con estas bestialidades. Ya me imagino sus piadosos discursos.