domingo, 13 de mayo de 2018

!SAN ISIDRO! ¿ASÍ VAMOS? - VIÑETA 254

Viñeta 253

!San Isidro! ¿Así vamos?
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 8 de mayo 2018

Foto: Anuncio www.las-ventas.com, Joserra Lozano
¿A todos gustó la campaña publicitaria para esta feria de San Isidro? A mí no. Pese a la coincidencia de los medios en aprobaciones: “multicultural, antropológica, sorprendente, supera lo anterior, sin precedentes...” Pese a la explicación de la empresa: “Va para el público al que nunca se ha llegado”. Y pese a mí tolerancia total en materia de creación artística. No me gustó.

Y no por falta de ingenio, que lo gastan los diseños del atrevido Joserra Lozano, jefe de comunicaciones de “Simón Casas production” y a su vez gerente de la empresa de marketing, Teseo.

Tampoco porque renieguen la tradición del cartel taurino, del que dijera Hemingway “es la obra literaria perfecta”, y del que se ocuparan maravillosamente grandes maestros de la pintura. Ni menos por tabú a la desnudez humana, que no padezco. Soy médico.

No me gustó, es porque proponen a gente que no la conoce, una fiesta que no es, no ha sido y no debería ser. Una fiesta frívola distante de sus códigos éticos y estéticos. No hace falta ser Umberto Eco para entenderlo. No hay que ser semiólogo para saber lo que dicen y no dicen estos anuncios.

La publicidad tiene un fin, vender; un medio, el mensaje y para los dos efectos un lenguaje. Y entre ellos debe haber comunión. En esta campaña el toro, el toreo y el culto están ausentes. Todo se concentra en la anatomía exhibida de los toreros y su alegorizada multinacionalidad, que no multiculturalidad. Cosas distintas.

Para quienes la corrida es rito y el torero sacerdote que oficia el sacrificio del animal sagrado, este imaginario causa efecto similar al de un católico invitado a la Semana Santa sevillana con fotos de penitentes strippers, desnudos hasta el pubis y pintados como guerreros paleolíticos.

Nada me alegraría más que ver Las Ventas llena todos los días, pero nada me tranquilizaría menos que fuera por esta desabrochada versión de nuestra liturgia.

LEYENDO LA SEMANA - VIÑETA 252

Viñeta 252

Leyendo la semana
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 1º de mayo 2018

Foto: www.freepik.es
Esta, intermedia entre Sevilla y Madrid se supondría quieta, pero no. Han pasado y se han dicho muchas cosas, en los ruedos y en los medios. Algunas…

De lunes a martes. La prensa proclama a El Juli como triunfador general de la Feria de abril y mejor faena, destacando su acaparamiento de galardones, y llamándole dueño del cotarro. También a Garcigrande y Domingo Hernández, mejor encierro. “Orgullito” mejor toro. Mientras el empresario Ramón Valencia declara que “el toreo se levanta poquito a poco”, y Algeciras anuncia el retorno de José Tomás (gran revuelo).

Entre miércoles y jueves desatacan la reaparición en Aguascalientes, tras trece años, de Enrique Ponce. Sin clamor, dicen, pese a la oreja respectiva cortada en compañía de Ginés ante una descastada corrida de Teófilo.

Allí mismo, el viernes, triunfo de oreja para el modesto Diego Emilio y el trofeo del “Orgullo San Marcos” del manso concurso de ganaderías, para “Puerta del Cielo” toro de Cortina Pizarro.

El sábado, los encabezados enfocan el triunfo de Castella y la cornada de tres trayectorias sufrida por Arturo Macías ante bien presentados y encastados toros de La Joya, en la en la novena de Aguascalientes.

Domingo. Se abunda sobre las faenas del ovacionado Juli y los aplaudidos Juan Pablo, Armillita IV y el rejoneador Pimentel, frente a sosos de Mimiahuapam arrastrados con todas las orejas puestas.

Ayer lunes. Cornada limpia de García Navarrete por el tercero de la seria novillada de Los Chospes y una digna presentación de Diego Carretero, en Las Ventas. El rabo protestado a Ponce y la gran faena malograda por El Payo, en Aguascalientes.

Y hoy martes el arranque de la Feria de La Comunidad de Madrid, preámbulo del gran San Isidro donde “quien no esté no existe” afirma José Luis Benlloc.

Cornadas, triunfos, decepciones, noticias inesperadas y siempre discrepancias. Afortunadamente. Qué tal todos los toros “zapatitos” dóciles, todas las faenas triunfales y todos aplaudiendo.   

MATAR UN DIOS - VIÑETA 251

Viñeta 251

Matar un dios
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 24 de abril 2018

A bajamar de la pasada feria sevillana quedan desperdigados diversos recuerdos. Pero tres, por coincidentes pueden retratar el estado actual de la cultura taurina, en una plaza insignia, “meridiano de la historia y el arte de torear”.

Me refiero a las broncas contra el palco por no conceder tres primeras orejas. Una de “Sospechor”, tercero de El Pilar, el miércoles 18, a José Garrido con estocada tendida, desprendida, tarda y avisada. Otra de “Opaco”, segundo de Jandilla, el jueves 19, a El Juli, con estocada caída. La tercera, de “Hechizo” primero de Fuente Ymbro el sábado 21, a Padilla con estocada trasera tendida. Las tres, imperfectas ejecuciones de la suerte suprema.

Debo aclarar que lo digo como testigo que ha seguido las corridas a través de la minuciosa transmisión televisiva de “Toros en directo”, cuyas cámaras lentas y primeros planos permiten precisar. También, que por supuesto considero sagrado el derecho a opinar, exigir y expresarse del público que asiste, paga y sostiene la fiesta. Ni más faltaba. Discuto es el concepto mayoritario de la corrida que parece manifestar lo abroncado en estos casos:

El suponer que la liturgia de la suerte máxima y la colocación del acero son superfluos para el juicio final sobre la faena y su posible premiación.

El creer que una mayoría circunstancial está por encima de los cánones éticos y estéticos, la tradición, el reglamento y la autoridad. El interpretar la ley a gusto del momento.

Discrepo también del pretexto: “aquí vinimos a divertirnos, a pasarla bien y el cliente siempre tiene la razón”. Pues creo que todo lo que se hace con el toro durante la faena tiene como único fin su muerte, ritual, honorable, piadosa, precisa, rápida, indolora y exangüe. Si esto no se logra, lo demás fracasa. Es el acto mayor del culto, sacrificar un “dios”.

Mi aplauso a los valerosos presidentes: Anabel Moreno Muela, Fernando Fernández-Figueroa y Gabriel Fernández Rey.

ENTERTAINMENT INDUSTRY - VIÑETA 250

Viñeta 250


Entertainment industry
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 17 de abril 2018

La corrida es un acto público solemne. Ceremonia de sacrificio celebrada con pompa y protocolo. Su razón de ser, los espectadores y telespectadores (ahora). Se oficia por ellos y para ellos. Para su emoción, conmoción y devoción. No diversión.

Es perverso divertirse con la muerte. Lo dicen hasta los carnívoros antitaurinos. Pero eso es asunto de cada conciencia. Cada quien sabe lo que le divierte. Al final, pesa más el impacto causado en el conjunto, que las particularidades y desviaciones individuales.

Siempre me han resultado tan apasionantes como la propia corrida, los relatos, incluso muy antiguos, las reacciones, opiniones, valoraciones que provoca y como se difunden. Antes del periodismo, el juicio colectivo se decantaba lento, sobre los testimonios de testigos presenciales, en la tertulia, la discusión, el voz a voz. Así nacían prestigios, desprestigios y mitos. Ahora la expansión es inmediata, vívida, masiva. Todos estamos ahí, todos vemos, oímos, opinamos y juzgamos en tiempo real.

Buena, regular, mala. Pero, aficionados o no, siempre desde nuestros condicionamientos, intereses e influencias. Desde cómo entendemos la corrida. No igual todos. Para unos rito, para otros, espectáculo-negocio, y como tal parte de la industria del entretenimiento. La más rentable del mundo. Que no es poca cosa. La humanidad invierte hoy más en ella que en cualquier otra.

Las utilidades anuales del cine, televisión, música, deporte, drogas recreativas, prostitución, alcohol, apuestas, casinos, parques, turismo, lujo…, sumadas, (dejan atrás las de sectores “Top ranking” mundial como banca, petróleo, armas, farmacia.

Esta mentalidad lúdico-utilitaria explica la moderna regla de medir la corrida. Mala, si aburrida. Buena, si divertida. Como la discoteca, la montaña rusa o el circo. Pero la corrida no es entretención, es catarsis (griego antiguo), purificación. Tan real y seria, como la vida misma. Trágica y alegre, dura y conmovedora, imprevisible y mortal.

Tomarla por farándula, por toro, torero y toreo comparsas del show bussines, la invalida moralmente llenando de argumentos a sus enemigos.

EL HÁLITO RADIAL - VIÑETA 249

Viñeta 249

El hálito radial
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 10 de abril 2018

El muerto no estaba muerto. Estaba vivo. Pero no estaba vivo— Con ese retruécano comienza Charles Cumming su novela “El sexto hombre”. Cómo no seguir leyendo.

En esas estaba cuando me llamó Diego —El domingo 15 reanudaremos el programa (El Ruedo)— dijo. Tres meses antes, a poco de terminar la feria de Cali, él mismo, como director, había puesto fin a 37 años de continuidad. Lo había disuelto sin más explicaciones. La evidencia las hacía innecesarias. Me alegré por él y respondí que siguiera contando conmigo. Pero no me sentí muy optimista.

Veo la radio taurina como Cumming a su muerto, viva, pero no viva. Al menos ni sombra de lo vigorosa y feliz que fue hasta terminar el siglo. Para no compararla con otras muy pujantes actuales como la futbolera, por ejemplo.

El asunto ha sido la pérdida de audiencia. Su sangre, su presión arterial, su aliento; tras ella se han ido, la importancia, los patrocinadores, la financiación. Grave, pero solo es el síntoma, no la enfermedad. Esta va más honda. En su razón de ser, la fiesta. Su pulso es común. La salud de una refleja la otra.

Cómo no evocar aquellos años sesenta cuando acá todas las emisoras competían con espacios taurino permanentes, todo el año, y en las ferias no cabían los micrófonos. En las oficinas de la plaza, el patio de corrales, el callejón, los hoteles de la torería, desde el umbral a las habitaciones. De la mañana a la noche. Minuto a minuto. Hasta se colaban en los carros de cuadrillas. Nada escapaba. El interés era máximo. El rating altísimo y los anunciadores hacían su agosto de enero a diciembre. ¡Qué tiempos! ¡Qué pasión! Ya nadie.

Pero qué le vamos a hacer. El domingo a las ocho estaremos de nuevo por “Súper”, con los toros, con los fieles. Manteniendo el hálito radial del acosado culto, pues mientras estemos vivos, no estamos muertos.

DEL TORO Y SUS OREJAS - VIÑETA 248

Viñeta 248

Del toro y sus orejas
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 3 de abril 2018

Foto: Jorge Arturo Díaz Reyes
Imposible soslayar en este comienzo de temporada, el disgusto de un importante sector del sistema taurino, el profesional. Con otro importante sector del mismo, la autoridad. El primero se duele y el segundo aguanta. Mientras el tercero, que sostiene todo, el público, paga y mira expectante.

Es un conflicto de poderes, o mejor dicho por los poderes. ¿Pretexto? el toro y sus orejas. --Que los veterinarios descompletando encierros (poco trapío) y los presidentes no sacando suficientes pañuelos (orejas) nos tienen hasta las trancas-- Claman en los medios empresas, ganaderos y apoderados, directamente o a través de sus portavoces. Los aludidos, callan y actúan a discreción.

¿Quién tiene razón? En las discrepancias puntuales, que siempre las hubo, priman la norma y el criterio del dignatario (presidente), y sus técnicos (veterinarios). Para eso existe la ley. Por encima de ella no está nadie. Y aunque hay distintos reglamentos, todos coinciden sobre principios de honestidad y derecho.

Ya que andamos por abril, citemos el de Andalucía: “La Presidencia de los espectáculos taurinos corresponderá en las plazas de toros de primera y segunda categoría a las personas nombradas para cada temporada por la Delegación del Gobierno de la Junta de Andalucía en la provincia correspondiente, entre la afición a la fiesta taurina sin ningún interés económico, profesional o de parentesco con los miembros de la empresa organizadora, profesionales actuantes o representantes de las ganaderías que intervengan en el espectáculo, valorándose a dichos efectos el conocimiento, profesionalidad, imparcialidad y experiencia en la materia.”

Más claro no canta un gallo. La autoridad es delegada por el estado (gobierno) a nombre del pueblo en la afición (presidente y veterinarios), independientemente de los intereses particulares (profesionales).

Desde la taurocatapsia en Creta (estado-religión) 5.000 años atrás, para no retroceder tanto, si hay un rito cuya verdad, pureza, respeto merecieran legislación, vigilancia y garantía fue la corrida de toros. ¿También “modernizar” eso? ¿Ir por libre?

VIENE ABRIL... - VIÑETA 247

Viñeta 247

Viene abril...
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 27 de marzo 2018

Foto: www.abc.es
Y cabe parafrasear a Filiberto Mira —El meridiano del arte cruza por el ruedo de la Maestranza— Él se refirió a la historia del toreo, que no es lo mismo, pero vale. Se podrá estar en uno u otra más allá o más acá, pero siempre con respecto. Regionalismos aparte. Mira era de Olivenza.   

Y ¿Qué es arte? Habría que contestar como San Agustín refiriéndose al tiempo. Sé qué es, pero si me lo preguntan no lo sé. Indefinición. Uno sabe lo suyo, pero no lo que sabe otro. Al final, el consenso hace costumbre y la costumbre ley. En ello actúan con fuerza proporcional las relaciones de poder. El que más puede más influye. Esto sí, esto no. Empeño de críticos, publicistas y marchantes.

Pesan muchas cosas. Con fuerza mayor, la circunstancia histórica, la sensibilidad colectiva, el estado de la cultura. Cuando la sintonía y el efecto directo de la obra sobre ellas imponen, todos terminan obedeciendo. Es contagioso. Los impresionistas en París, por ejemplo. Claro, no todo “arte” de temporada trasciende. Algo logra vigencia generacional y muy, muy poco se hace intemporal, referencial, clásico.

“Manolete fue el torero del fascismo” dijo con descaro Luis Miguel, coetáneo suyo. Igual podría decirse que “El Indio Ceballos” lo fue de la colonia, “El Cordobés” del destape y quizás haya uno por ahí que será el de como quiera que rotule la posteridad nuestro tiempo. Ya mucho fan proclama su ídolo.

El asunto es que ahora, época del arte desechable, hasta en el toreo donde el artista es la obra, se intenta más reemplazar la falta de creatividad, expresión auténtica y originalidad, con espectacularidad, manierismos y extravagancias.

Robar atención, escandalizar, sorprender ya que no conmover. Eso renta por temporadas, pero no dura. No se puede descrestar a todos todo el tiempo. Abril traerá otra vez a Sevilla, novelería, verdad, esnobismo, autenticidad, oropel, esencia. Tendrá que diferenciarlos. Para seguir siendo meridiano, digo.