miércoles, 28 de diciembre de 2016

UNA HISTORIA REEDITADA - VIÑETA 181

Viñeta 181
Una historia reeditada
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 20 de diciembre 2016
Bernadó, Sánchez, “Joselillo”. Foto: archivo
Sábado. Tres de la tarde. Más que lleno. Sol tenaz. Calor quieto. La brisa viene a las cuatro. Siempre. Himno tumultuoso. Clarines, timbales. De luto y gorgueras cabalgan los alguaciles Florencio Castillo y Ricardo Ceballos. Tras ellos, montera en mano, “Joselillo de Colombia” de azul, Gregorio Sánchez de verde, Joaquín Bernadó de nazareno, seguidos por sus atildadas cuadrillas. Ovación.

Preside Carlos Garcés, alcalde. Notables, notorios, y aspirantes hacinados en las barreras, a 70 pesos puesto, que aún sin acabados muestran el concreto fresco. Salta “Resoplón” Nº 14 de Clara Sierra (procedencia Santa Coloma vía Mondoñedo), negro, cornicorto, terciado, pocacosa, todos lo fueron.

Melanio pica. “Joselillo” brinda a Paz Borrero, y en él a la nueva plaza: “Va por usted don Joaquín”. Pero la tan anhelada corrida inaugural, que había motivado titulares de primera plana en todo el país, se va hundiendo entre la esmirriada mansedumbre del ganado, el bochorno y la desilusión. Una socorrida oreja para el catalán, no logra maquillar el tedio. Era 28 de Diciembre de 1957.

--Mal comienzo --refunfuñan los realistas. --De los buenos, líbranos señor --apuntan los supersticiosos y aciertan. La feria va a más con los toros de Mondoñedo (primera vuelta al ruedo de ganadero al otro día), Ernesto González, Pepe Estela y Achury Viejo después. Cinco corridas que cierran y abren año, de las que el jerezano Juan Antonio Romero y el onubense “Chamaco” salen triunfadores. El éxito es tal, que al año siguiente aumentan los festejos desbordando el coso, extendiéndose a la cercana ciudad y dando paso a la parranda general “Feria de Cali” (un años menor), que banalizada, “ensalsada” y burocratizada se crece hasta negar hoy sus orígenes taurinos. ¡Lo que hay qué ver!

Pasan rápido seis décadas jalonada por nombres que apasionaron, conjuraron la taquilla y dejaron huella. Ordóñez, Dominguín. Cáceres, Ostos, Camino, Pedrés, Puerta, Viti, “Mondeño”, Curro, “Cordobés”, Vásquez, “Antoñete”, Girón, Palomo, “Paquirri”, Dámaso, Ramos, Teruel, Martínez, Cavazos, Fuentes, Galán, Campuzano, “Puno”, “El Cali”, Capea, Esplá, Manzanares, Domínguez, “Armillita”, Robles, “Espartaco”, Silveti, “Soro”, Ojeda, “Yiyo”, Ortega, Mora, Rincón, “Joselito”, Ubrique, Ponce, Rivera, Tomás, Cid, Morante, Padilla, “Juli”, Fandi, Castella, Talavante... Landete, Domecq, Vidrié, Moura, Peralta, Hermoso, Ventura...

En cinco días Cañaveralejo cerrará su año 59 y abrirá su feria 60. Una historia que se reedita. 

viernes, 16 de diciembre de 2016

HONOR AL 0,0036% - VIÑETA 180

Viñeta 180
Honor al 0,0036 %
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 13 de diciembre 2016

En el campo, después del indulto, Cobradiezmos”, de Victorino Martín, cárdeno, de 562 kilos, número 37, lidiado 4º en Sevilla el Miércoles 13 de abril por Manuel Escribano. Foto: www.victorinomartin.com
Más de 1.300 millones de mamíferos “sintientes” mata el hombre cada año para su consumo y beneficio, sin hablar de aves, peces, anfibios, reptiles, insectos etc. Dato de la FAO (Sección de Alimentos y Agricultura de las Naciones Unidas), hace nueve años. Ahora deben ser muchísimos más.

¿Y cómo lo hace? Al llegar al matadero les asina en corrales durante uno o más días. Luego les aturde mediante un disparo al cráneo con pistola de bala cautiva o con descarga eléctrica para colgarlos, degollarlos y desangrarlos vivos. Después los destripa y les arranca la piel. Sin identidad, sin ceremonia y con absoluta indefensión de las víctimas.
    
En Colombia se sacrifican así más de cuatro millones de reses al año (toros y vacas), de los cuales apenas 144 morirán en el ruedo durante la próxima temporada taurina. Quizá menos, porque habrá indultos, tendencia creciente.

ese porcentaje microscópico, esas menos de 144 reses, serán las únicas que tendrán el privilegio de morir defendiéndose, cara a cara, con dignidad, identidad, nombre, respeto, aplauso y oportunidad real de salvar la vida en medio de una liturgia de honor.

Protagonistas de un rito ancestral, naturalista, que invoca épocas de mayor decencia humana en el trato con los animales. Cuando el “progreso”, la tecnología, el utilitarismo no habían entronizado la moral y el gusto de su sacrificio masivo e industrializado. Cuando el hombre tenía que arriesgar vida por vida frente al animal que pretendía devorar. Cuando reconocía con reverencia la superioridad inmensa de la naturaleza.

Al recordarlo, este culto milenario deja en evidencia insufribles contradicciones del buenismo autocomplaciente moderno. Desnuda la falsedad de su “animalismo” y pone frente al espejo su doble moral. Desfachatez que las turbas antitaurinas encabezadas por funcionarios públicos, políticos y agitadores oportunistas no pueden perdonar.

Por eso, en esta temporada colombiana que se avecina, otra vez asediarán las plazas, clamando contra la lidia y muerte ceremonial de 144 toros, mientras aprueban la masacre de los otros cuatro millones ejecutados a mansalva todo el año en los mataderos. Honor a ese 0,0036%.

martes, 6 de diciembre de 2016

COLOMBIA EN EL PAPEL - VIÑETA 179

Viñeta 179
Colombia en el papel
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 6 de diciembre 2016

Ya conocidos los carteles de CaliManizalesCartagenaBogotá y Medellín, el programa de la temporada grande 2016-2017 está completo.

Sin contar plazas menores, 24 festejos; 20 corridas de toros, un festival y 3 novilladas, dos aún sin definir en Bogotá y Medellín, más otra ya cerrada en Manizales, que como Cali había dado dos en su preferia. 

De los encierros, seis de Ernesto Gutiérrez, los murube-santacolomas cotizados por su más nobleza y menos ofensividad, llegan a la cuarta parte del total. Seguidos por los domecq de Juan Bernardo, y Santa Bárbara con tres cada uno. Del mismo tronco juanpedreño, Las Ventas que vuelve a Cañaveralejo y la Santamaría, y Paispamba con uno de toros y otro de novillos, visitarán dos ruedos.

Solo una vez: los históricos Mondoñedo (Contreras) y Achury Viejo (Conde), este con cuatro toros en Cali y dos en Medellín;  también de a uno Dosguitérrez, primos de los ernestos, Salento, de ancestro similar y El Capiro parladés de cuna paisa.  Mientras las ínclitas prosapias de Vistahermosa y Ernesto González Caicedo (ambas Santacoloma), Guachicono (Torrestrella) y Ambaló (Jandilla) han sido ignoradas en este ciclo mayor.

Entre los toreros, el caleño Luis Bolívar, el limeño Andrés Roca Rey y el biterrois Sebastián Castella con seis corridas de toros cada uno son los más contratados, agregando los dos últimos una res en festival. Siguen el rejoneador navarro Pablo Hermoso con cuatro. De a tres el caldense Cristóbal Pardo, el antioqueño Luis Miguel Castrillón, el bogotano Ramsés, con dos el también caleño Paco Perlaza, el madrileño Juli, el porreto Miguel Ángel Perera y el debutante pacense Josė Garrido. El resto, encabezados por las figuras: PonceMorante y Manzanares harán solo un paseíllo en plazas diferentes. Ningún mexicano ¿Por qué?

Habrá una encerrona, Castella en Medellín, y un mano a mano, Morante y el Juli en Manizales; plazas que anuncian los dos únicos carteles sin torero nacional y las dos alternativas, el cucuteño Viriato y el antioqueño de Castilla. No habrá corrida de rejones, pero si cuatro mixtas con el mismo jinete. 

El papel grita la contracción de la fiesta en Colombia, sí, pero aparte de gustos y parcialidades, también el triunfo de la tenacidad en condiciones adversas, con una irrenunciable oferta de novedades y refrendaciones, y lo principal, la reapertura de la Santamaría como promesa de resurgimiento. 

miércoles, 30 de noviembre de 2016

FIDEL Y LOS TOROS - VIÑETA 178

Viñeta 178
Fidel y los toros

Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 29 de noviembre 2016

Se murió Fidel Castro y todo el mundo se ha mostrado afectado, por la noticia. En uno u otro sentido. Los medios, los gobiernos, las personas. En todos los idiomas, las primeras planas, las notas diplomáticas, los comentarios casuales.

Todos con su cristal, con su particular punto de vista expresando sentimientos, desde la pena y el llanto desgarrado hasta la euforia del baile callejero. 

Personaje insoslayable. A nadie ha dejado indiferente. Cada quien se ha sentido en la obligación de abrogarse la tarea que él muy joven, con grandilocuencia e imitando a Hitler en circunstancias parecidas, le negó a los jueces y le adjudicó a la historia; juzgarle, absolverle o condenarle. 

Cada uno en su derecho supongo, porque todos somos la historia. Sin embargo la fiesta de los toros, que también hace parte de ella, no. Ni para bien ni para mal. Fueron ajenos el “medio gallego” como se definió a sí mismo y el toreo. 

Su contacto taurino más cercano y quizá único se dio el 11 de abril de 1948 cuando por los pelos escapó de Bogotá en plena insurrección por el reciente asesinato del candidato presidencial Jorge Eliecer Gaitán. Ayudado por el cónsul cubano, se deshizo del fusil y se ocultó en un avión de carga que transportaba toros de lidia. No más.

Durante su más de medio siglo de poder en Cuba no se ocupó de reconsiderar la prohibición vigente desde que la decretara el general Ronald O. Chafee, comandante de la fuerza victoriosa en la guerra hispano-americana de 1898. 

Paradójicamente y pese a su permanente desafío a los Estados Unidos, no se manifestó ni a favor ni en contra del veto a una tradición que fue de su pueblo por casi cuatro siglos. 

La verdad, es que tampoco nadie se lo pidió. El país por donde llegó la Fiesta al nuevo continente, donde murió “Cúchares”, donde “Guerrita” recibió la cornada más grave de su vida (en el cuello) permaneció y ha permanecido sin ella, antes, durante y después de Fidel.

lunes, 28 de noviembre de 2016

ESTIGMAS - VIÑETA 177

Viñeta 177
Estigmas
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 22 de noviembre 2016

En medio del alborozo justificado por la reapertura de la Santamaría, el anuncio de la nueva temporada, y los reconocimientos a su tenaz capitán Felipe Negret, un hecho grave, denunciado por él mismo, ha pasado medio inadvertido.

A la plaza capital de Colombia (Monumento nacional), se le ha cercenado sin anestesia una parte de su capacidad. Tras las obras de los alcaldes Petro y Peñalosa, quedarán 2.226 localidades menos de las contenidas al ser cerrada en el 2012.

Pero son más, a la corrida inaugural, el 8 de febrero de 1931, entraron 15.000 personas (ver Piquero y otros), de una ciudad que por entonces tenía 300.000 habitantes. Ahora, después del quinquenio prohibido, cuando esa misma ciudad cuenta con cerca de 9.000.000 de personas, recibe su monumental con 10.372 asientos. Cuenten y comparen.

La primera plaza de Colombia cae así a ser la quinta del país en albergue total, y en proporción ni se diga, tras Cali, Manizales, Medellín y la cerrada Bucaramanga. Bogotá no podrá exhibir esta triste amputación con el orgullo patriótico con que los héroes de guerra muestran las suyas, pues no es una cicatriz gloriosa, es un estigma.

Y a propósito, el museo taurino, que también fue confiscado ¿lo destruirían? ¿será otro estigma del ataque yihadesco a la cultura? Sí, a la cultura, porque los toros son cultura, y aunque no sea la misma de quienes los anatematizan, lo son. Busquen su significado, poesía, pintura, música, narrativa, ensayo, arquitectura, artesanía, teatro, cine, danza, escultura, gastronomía, turismo, historia, museos, lenguaje… o la infinidad de conversaciones cotidianas, pues como decía el filósofo Ortega y Gasset una de las virtudes de los toros es lo mucho que dan a los hombres de qué hablar. 



Cosas cultas, humanas, herejías para iluminados como el senador bogotano Fernando Galán quien con un proyecto de ley pretende no sólo acabar con las corridas sino extirpar del vocabulario jurídico (y quizá mañana del idioma) todas las palabras taurinas. ¿Fundamentalismo, animalismo, animalada?

CALI FERIA 60 - VIÑETA 176

Viñeta 176
Cali feria 60
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 15 de noviembre 2016

Fotos: Camilo Díaz, www.cronicatoro.com
Cali se atuvo más al presente que a la historia para la contratación de toreros en su sexagésima feria. Con esa mira compró encierros de aceptación apoderada (como en todas partes) y combinó carteles, que si bien pueden ser discutibles desde cada uno de los respetables pero infinitos gustos personales, desde lo realizado en el año por sus integrantes resultan sólidos.

Las cosas como son. Entre los extranjeros destacan los cuatro más distinguidos (triunfadores) en la pasada feria madrileña de San Isidro, máximo examen; Manzanares y David Mora, únicos en desorejar un toro en el extenso serial. Junto a ellos, López Simón y Andrés Roca Rey con sus respectivas puertas grandes. Esto, para no hablar de muchas otras plazas.  

También brillan los tres primeros nombres de las estadísticas, los más contratados (por algo será), en su orden: López Simón, “El Fandi” y Castella primera figura de Francia. 

Quizá solo escape de la refrendación matemática Miguel Abellán, a quien los números no le suman pese a la entrega en sus ocho presentaciones.

No así el rejoneador Pablo Hermoso, quien, habitual de la temporada colombiana (por sus éxitos), añade al digno cuarto puesto en paseillos, la vitola de “mejor” y ser propietario de un trofeo “Señor de los Cristales”. 

Los caleños de nación y escuela encabezados por Bolívar, Perlaza, Zúñiga, y Guerrita; el bogotano Ramsés, el caldense Pardo y el paisa Castrillón, llegan bien aprobados por las temporadas nacional y peruana, ya que prácticamente no torearon este año en Europa, México ni Venezuela.

Explicable mas no perdonable, la ausencia repetida de tres hierros con clientela seria y corridas notables en sus últimas apariciones: Mondoñedo, Guachicono y Santa Bárbara. Pecado capital. A cambio, los de Caicedo, Paispamba, Achury, Gutiérrez, Salento y Ventas, que reaparece, unos más otros menos están todos justificados. Faltando claro, abrir el melón. 

Y digámonos la verdad. Más que la empresa, la fiesta necesita del respaldo presencial que por encima de parcialidades o caprichos esta oferta reclama. 

COLOMBIA OTRA VEZ - VIÑETA 175

Viñeta 175
Colombia otra vez
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 8 de noviembre 2016

Plaza de Santamaría 24 II 2008. Foto: J.A. Díaz
Ya Manizales dio su prefería. Cali dará la suya en tres días, dos novilladas picadas y una corrida de toros. Luego, las dos plazas continuarán con sus ferias ensambladas de final y comienzo de año.

Después, en enero y febrero, lo más importante, la temporada bogotana con la muy anhelada reapertura de la Santamaría estrenando restauración, y simultáneamente la irreductible Medellín. Quizá también Cartagena, Duitama, Popayán y algunas otra plazas menores, no sé. Será mucho para lo que ha pasado, pero poco para lo que hace corto tiempo había.

Reflexiones, nostalgias, ilusiones. Bueno, por un lado, el antitaurinismo arrecia. Los costos aumentan. Las ganaderías, los públicos y los festejos menguan. Se abandonan plazas. La fiesta se contrae y se aligera, pues como sucede en todo el mundo, los tiempos, los modos, las modas cambian y no siempre para bien. Lo resiente la vieja y fiel afición refunfuñando que todo tiempo pasado fue mejor y se va yendo apesadumbrada por el incierto destino de su herencia.

Sin embargo la esperanza no se pierde. La afición está replegada pero vive. Cuando se le ha convocado justificadamente ha vuelto y llenado las plazas, y lo ha hecho renovando filas, alistando contingentes jóvenes. ¿Que sienten la fiesta diferente, que la valoran distinto, que ignoran las viejas maneras? Claro. Siempre ha sido así. Cada generación escribe sus propios libros, decía Borges, y su propia tauromaquia, digo yo. La fiesta es dinámica, refleja la sociedad, la época, y aunque no lo parezca nunca ha sido igual. Quizá no mejor cada vez, pero si diferente; la que corresponde. 

Y si se ha mantenido, milenaria, será porque sus diferentes formas litúrgicas, han estado sostenidas todas por la misma esencia ritual. La celebración veraz, honda, de vida y muerte, de regreso lúdico a los orígenes, de comunión con la naturaleza. 

Podrá decaer la corrida (como espectáculo-negocio, una de sus versiones más recientes), podrá prohibirse, podrá convertirse a otra cosa quizás. Pero el impulso humano que la sustenta estará siempre ahí. En Colombia y en cualquier lugar. Baste ver a los jóvenes daneses, japoneses o norteamericanos corriendo libres y felices los toros en Pamplona, y a la multitud que los mira desde todas partes.