lunes, 28 de noviembre de 2016

EL RUEDO PUBLICITARIO - VIÑETA 163

Viñeta 163
El ruedo publicitario
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 9 de Agoto 2016

Si como aseguran los arqueólogos, las edades de la humanidad se pueden clasificar por los materiales con que cada una se ha construido a sí misma: de piedra, de bronce, de hierro… la nuestra bien podría llamarse la edad virtual.

Más acá de la pintura, la escultura, el teatro, el toreo; artes icónicas limitadas en principio al ámbito de los observadores presenciales; la imprenta, la fotografía, el cine, la televisión, el Internet, han mediatizado multiplicado y universalizado a tal punto las representaciones y potenciado su capacidad de sugestión que cada vez resulta más difícil diferenciar lo ficticio  de lo real; saber a qué lado de la imagen estamos, o asegurar que no seamos nada más que partes de un sueño soñado por otro, como imaginaba Borges.

No el objeto, su imagen es ahora el asunto. No lo que se es, sino lo que se representa. Esta virtualidad rige hoy por igual para el comercio, el arte, la política y hasta la ciencia. La publicidad prestidigita, fabrica y "posiciona"; fija en la mente del público la imagen del artículo, la obra, la teoría, el personaje a conveniencia del cliente. Se trata más que de ser, parecerlo.

La propaganda se ha hecho parte del ambiente. Insoslayable, abrumadora. Se dice, y lo consignan los museos, que imágenes tan comerciales, como las de: Sopa Campbell, los arcos dorados de McDonald o la botella de Cocacola, son "iconos universales" entronizados profundamente a nuestra cultura.

Y su frecuencia en la comunicación masiva (raiting) indica cuanto trascienden, cuanto influyen. Al respecto, el Instituto Cervantes de Madrid, publicó hace algunos años una encuesta sobre la presencia de iconos culturales en el Internet hispano:

Mikey Mouse resultó primero, mientras Mozart quedó 42 y Cervantes 80. Ya La Fontaine había escrito tres siglos antes: “Toda la inteligencia del mundo es impotente frente a cualquier estupidez que esté de moda”. 

Bien, quizá esto explique la inexplicable conducta de los públicos modernos en las taquillas, pero más en los tendidos cuando alucinan tomando lo bufo por épico y viceversa.

ESCUPIENDO PA´RRIBA - VIÑETA 162

Viñeta 162
Escupiendo pa´rriba
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 2 de Agoto 2016

El empresario francés Simón Casas ha declarado muy orondamente, con titular y todo: “Las novilladas de Madrid rozan el concepto de crimen contra la Humanidad… hechos indignos de la condición humana… mensajes bárbaros”.

Lo que faltaba. Decir tales cosas no se les había ocurrido ni al argentino Leonardito Anselmi, gran civilizador de Cataluña, ni al holandés Peter Janssen que vive a todo taco en España de lanzarse al ruedo semidesnudo y pintarrajeado en mitad de las corridas. Ni siquiera se pueden hallar en las obras completas del catalán Eugenio Noel, ese intelectual que pidió en plena plaza de Valencia le cortaran las orejas, no al toro sino al inmortal “Gallo”.

Y hace don Simón su vertical emisión oral aprovechando una doble oportunidad (es que las pintan calvas). La primera, el revuelo mediático por dos novilleros corneados en Las Ventas, horas antes; Pablo Belando y Tulio Salguero. La segunda, el lanzamiento por la Comunidad de Madrid del pliego de condiciones para los aspirantes a explotar en los próximos cuatro años la plaza capital. Negocio que él ha buscado  con vehemencia durante la última época. 

Pues hay que hacer escándalo, hay que figurar en los medios. Que hablen de uno, bien o mal pero que hablen. Que lo diga Donald Trump. Bueno, cada quien tiene derecho a sus opiniones, ambiciones y maneras de ganarse las lentejas. Pero con respeto. Lo que tiramos para arriba nos puede caer en la cara. 

¿Qué le horroriza del novillo de Madrid al señor Casas? “Que tienen más trapío de toro-toro (del suyo) que de novillo”, que puede herir y que no tiene “procedencia de máxima garantía”. Pero además ¡Que lo vean los turistas! ¡Qué dirán! ¡Los turistas! Es toda una declaración de principios hecha según el mismo desde su corazón, y con la modestia de su proclamado “profundo conocimiento del arte del toreo”.

En fin, de una cosa nos deja seguros este manifiesto del sagaz empresario, y ella es, cuál será el “trapío” y la “procedencia” del novillo y el toro-toro de Madrid si es que al fin gana el ansiado manejo de la primera plaza del mundo. 

sábado, 26 de noviembre de 2016

A LOS CAÍDOS - VIÑETA 161

Viñeta 161
A los caídos
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 26 de julio 2016

¿Cómo llamar esta temporada? Dura, digamos. Para no usar el melodramático trágica. Que bien cabría. Toreros muertos, toreros heridos de toda gravedad, toreos muchos salvado por un pelo. Ahí están las estadísticas.

¿Habríamos de repetir que el toreo es peligroso? ¿Qué el peligro es su esencia? ¿Qué los toreros son sus sacerdotes? ¿Qué ofician con él, y que de él viven y mueren? Todos. Unos más otros menos, pero todos.

Por el lado toro, han sobrevivido muy pocos, en América la mayoría. Tiene que ser así. Es un rito de sacrificio. De muerte litúrgica. De amor a la naturaleza. El único que guarda la humanidad en que aun el hombre la enfrenta en condiciones de igualdad. Respetándola.

Oponiendo el valor y el talento humano a la fuerza y el tamaño sobrehumanos. Pero con un código. Me pondré aquí, me quedaré aquí, solo usaré este trapo para dominar y además trataré de hacerlo con arte. Al final, únicamente al final, usaré mi arma, la espada, y de frente la cruzaré con las tuyas, a vida por vida. Si no puedo me coges y que pase lo que ha de pasar. Lo que ha pasado. 

¿Tiene sentido? Claro. En aras del llamado progreso estamos destruyendo el planeta, las especies, animales, vegetales, el equilibrio ecológico. Todo con abuso de nuestra capacidad técnica. Con la cobardía de la superioridad. Con la insensatez de ignorar la autodestrucción.

Hoy en día solo en el ruedo damos la cara. Solo en el ruedo nos portamos con la decencia de conceder al animal que vamos a matar la oportunidad de matarnos, y además de con ética lo hacemos con estética y convicción. Por eso mueren los toreros.

Los caídos no lo han hecho en aras de salvar un negocio, una industria, una política. Lo han hecho por su credo, por la dignidad humana, por la redención de nuestros pecados contra natura. Honor a ellos.  

martes, 20 de septiembre de 2016

DE PETRO A PEÑALOSA - VIÑETA 125

Viñeta 125

De Petro a Peñalosa
Por Jorge Arturo Díaz Reyes 27 de octubre del 2015

A Enrique Peñalosa lo acaba de elegir el 33% de los que votaron, quienes a su vez no sumaron sino la mitad de los electores aptos en Bogotá. O sea que aritméticamente fue aprobado a lo más por el 17% del gran total. Una minoría exigua sin duda.


Había qué verlo. No cabía de gozo. Un sueño, decía, como cualquier ganador de la lotería, y en medio de su euforia madrugó a declarar que mantendrá la guerra a los toros porque según él, “hay un consenso muy amplio de que no se quieren más toros en Bogotá.” ¡Qué maravilla! De igual manera podríamos decir entonces que hay un consenso muy amplio, el 83% (este sí cuantificado) que no le quiere a él como alcalde repitente.

Claro. Pero así funciona la democracia. La socorrida "democracia" de los políticos. No voy a cuestionarla (se cuestiona sola), voy al concepto que de ella expresa la evidente contradicción del alborozado continuador de Petro. Voy a la forma como retrata su teoría y su práctica de la verdad y la equidad.
Minoría es la de los otros, la minoría suya es “amplio consenso”, "mayoría", y por lo tanto con licencia para reprimir, imponer, prohibir, arrebatar… --Esto es una democracia y todo el mundo tiene derecho a obedecer –nos decía burlonamente a los residentes mi viejo profesor de cirugía Federico, Peñalosa como él.
Pero lo sabíamos y no importó. Como no importaron el descredito e ínfima popularidad en que terminó su anterior alcaldía (1998-2000). Mal recuerdo que castigó sus dos aspiraciones posteriores a reincidir (2007 y 2011). A la tercera fue la vencida. Por un lado, los desastres de Petro y sus conmilitones seudoizquierdista (uno de ellos en la cárcel) que traicionaron en tres períodos consecutivos, doce años, la confianza de los bogotanos, y por otro la debilidad de sus rivales, tan antiaturinos como él, que sin querer le hicieron realidad el “sueño”.
Sueño que para los aficionados a los toros será prolongación de la pesadilla. No tuvieron oportunidad en estas elecciones. Los seis candidatos pensaban y habrían procedido así; la plaza de Santa María es de todos los bogotanos menos de los que la construyeron, sacralizaron y habitaron por casi un siglo.  La suerte ya estaba echada. De Petro a Peñalosa la misma cosa.

martes, 19 de julio de 2016

PEPE CÁCERES - VIÑETA 160

Viñeta 160
Pepe Cáceres
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 19 de julio 2016

Pepe, Hemingway y Ordóñez en Pamplona
Hace veintinueve años ya. Cómo pasa el tiempo. Fue en Sogamoso la cornada mortal. Pepe Cáceres toreaba con Antonio José Galán y el rejoneador Dairo Chica un encierro de San Esteban de Ovejas (Domecq).

Era 20 de julio, fecha patria, feria del sol. Conmemoración del grito de independencia en 1810, inicio de la guerra, que llegó a ser “a muerte” contra España y dio paso a casi un siglo de antiespañolismo por estas tierras.

Paradójico recordarlo con la más española de las fiestas. La de los toros. Pero así ha sido. Cuando el general Pablo Murillo reconquistó Bogotá para la corona en 1816, lo celebró con toros, y cuando Bolívar tras la batalla del Puente de Boyacá la liberó en 1819 definitivamente también dio toros.

Como diciendo --renunciamos a la sumisión pero no a nuestra  cultura, seguiremos siendo lo que somos. Creo que Pepe pensó siempre igual. Colombiano y torero. Cómo se engallaba cuando alternaba con las figuras españolas. Diferente de lo que pasa hoy por ahí. Primero se reniega de lo que se és para luego posar de independiente.

Pepe, cerca del burladero de matadores entró a volapié y “Garrotillo” alias “Monín” le atravesó el pecho. Tenía cincuenta y tres años, pensaba en el retiro. Siete meses atrás durante su última corrida en Manizales, que fue triunfal, había brindado a Manolo Chopera retándolo a que lo pusiera en la corrida de la hispanidad de Las Venta, el 12 de octubre --Porque quiero despedirme de Madrid. No alcanzó.

El joven César Rincón venía pisándole los talones. Murió sin ser derrocado. No lo hubiera resistido. Orgulloso, torero de pies a cabeza, de todas las horas, de todos los días, de todos los trances, en el ruedo y fuera de él. Murió en su ley.


Tuvo un inmerecido mes de agonía que le “regaló” la ciencia. Dicen que tras recuperar la conciencia sus primeras palabras, escritas no habladas pues la traqueostomía conectada al respirador se lo impedía, fueron: ¿Le pagaron a la cuadrilla? ¿Corté las orejas?

martes, 12 de julio de 2016

DOBLAN POR TI - VIÑETA 159

Viñeta 159
Doblan por ti
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 12 de julio 2016

El 17 de mayo muere el novillero peruano Renato Motta, El 2 de junio el torero mexicano Rodolfo Rodríguez “El Pana” y el 9 de julio el español Víctor Barrio. En menos de dos meses los toros han cobrado en el ruedo la vida de tres hombres. Y cada vez las redes han multiplicado celebraciones infames. Erupciones del odio, bajo el pretexto del amor… “a los animales”.

Sí. El toreo es peligroso, mortal. También los son el sedentarismo, el sexo libre, y hasta el asistir desprevenidamente a un restaurante, la escuela, el templo o el estadio como nos recuerda la masacre de cada día.

Todo lo es, tomar el tren, cruzar la calle, beber un vaso de agua. La muerte asecha cada gesto humano por inocuo que parezca. Muerte y vida son consubstanciales no existen la una sin la otra. Lo sabemos desde siempre, aterrados, afligidos por la fatalidad.

Todos moriremos. La diferencia del torero es que lo asume, lo ritualiza y le da significado. Morir también pude ser digno. Convierte su muerte y la del toro en un acto de fe. De otra fe. De su fe. Ceremonial, oficiando una liturgia, jugándose con lealtad frente a la fuerza de la naturaleza, preguntándose:

¿Si he de volver al polvo por qué no hacerlo en medio de una fiesta?
¿Si es inevitable, por qué morir desconsolado, implorante, acobardado?
¿Si puedo matar un animal por qué no tener la decencia de aceptar que él me pueda matar?

Hace cuatrocientos años el poeta Jhon Donne había escrito: “La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca preguntes por quién doblan las campanas: doblan por ti”. Legando sin sospecharlo título a una supervalorada novela de Hemingway. Era otra clase de persona.

Los negadores de la muerte, que tragan el asesinato utilitario, industrial, sórdido; de los mataderos, las guerras, la codicia, no perdonan al torero. Los avergüenza, y excretan su vileza cada que uno cae. Ignoran que las campanas también doblan por ellos. 

martes, 5 de julio de 2016

COMO DIJO MANOLO - VIÑETA 158

Viñeta 158
Como dijo Manolo
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 5 de julio 2016

A riesgo de caer en la tontería de quienes buscando la paja en el ojo ajeno rabian más por la política de otros países que por la del propio, muchas veces peor, sigo con interés los avatares  de la española y las andanzas de sus protagonistas.

Sí, porque “La piel de toro”, es el país de los toros desde que el tiempo es tiempo, y lo que allí sucede, las campañas, las elecciones, la conformación de su gobierno repercute con gravedad sobre la fiesta en todas partes. Crea precedentes, marca tendencias, induce jurisprudencias.

Y como ser neutral ante posturas tan encontradas. Cómo ignorar las agresiones. Cómo preferir lo injusto, el ataque a la identidad, la libertad y los derechos humanos, (humanos, digo). Cómo no supeditar a estos principios elementales de la convivencia civilizada otras consideraciones de ideología, simpatía o antipatía.

El antitaurinismo feroz de unos candidatos y las ambigüedades de otros, que dicen una cosas y hacen la contraria, que prometen respeto y acto seguido irrespetan acolitando persecuciones insufribles, han lanzado allá los aficionados (muchos a desgano), en brazos del único partido que reconoce la legitimidad de la tauromaquia, su arraigo cultural y la libre opción individual que implica; el desacreditado partido que ganó la votación.

Hace no más de cinco días leí a Manolo Molés lamentándose de que los prohibicionistas le habían forzado a votar por quien jamás ha debido votar. Así es la vida. Las amenazas al pensar, al creer y al decidir no dejan más camino. Aunque a cambio pinten pajaritos en el aire, ofrezcan utopías y repartan besos de boca en boca.

No se puede acorralar a la gente impunemente. Los políticos profesionales, los que hacen del poder sobre los otros su razón de ser y su modus vivendi, son la peor enfermedad de la democracia. Ya lo advirtió Platón, cuando esta era apenas una recién nacida.

Los taurinos han elegido en España entre los males el que les resultaba menos malo, y como dijo Manolo, qué pena, pero los obligaron.