viernes, 11 de marzo de 2016

EL RUEDO IBÉRICO - VIÑETA 144

Viñeta 144

El ruedo ibérico
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 8 de marzo 2016

Desde aquí, como desde una barrera, seguí la semana pasada los debates de investidura en el congreso. Un muestrario de la sociedad, la política, los afanes, las pugnacidades pero también del talante y el ingenio en la España de hoy.

No sé hasta donde la condición de observador extranjero, distante, me permita imparcialidad. La total es imposible, y en este caso inclinan, el afecto por el país, el interés por su futuro y un vínculo particular; los toros, cuya suerte también estaba en juego. No los mencionaron, pese a que algunos trataron de saltar a la torera, pero ahí estaban, tácitamente para mí

En el ruedo parlamentario la retórica es el arte. Palabras, gestos, atuendos buscando cautivar más que convencer. Teatro de lo adusto y lo cómico. De lo último sí que hubo. Humor picaresco, rasgo nacional que aun en las confrontaciones más hondas burla fronteras e identifica lo español.

Por el salón vagó siempre aquel espíritu que Cervantes, Alemán, Rojas, Quevedo y otros menos agudos identificaron en sus gentes y capturaron en sus papeles. No diré quién se me pareció más a cuál de sus famosos personajes. No es relevante. Pero sucedió, haciendo pensar otra vez que sí los españoles han sobrevivido juntos tanto tiempo será porque son capaces de reír y hacer reír así.

Quizá por eso, ahora que intento reconstruir esas “históricas” faenas para unos, feria de vanidades para otros, encuentro solo suertes aisladas, y más de corte bufo que serio...

El beso labial en los medios, con postrer caricia glútea, del macho alfa podemista y el secesionista Domenech.
La pataleta del portavoz de Ciudadanos, indignado por no ser llamado antifranquista.
La contrapataleta de Rufián, el acusador esquerrista que insistía.
La desmayada larga de Patxi López (taurino) a la bravura del senador PP que clamaba tergiversación contra su par del PSOE.
La cara de Stan Laurel que puso Íñigo Errejón cuando lo de la “cal viva”.
El gracioso alimón electoral de la izquierda y la derecha.

La cita de Campoamor:En este mundo traidor nada es verdad ni es mentira…”, lanzada como desplante y con sonrisa socarrona por el presidente Rajoy. La cual bien podría ser epitafio de un gobierno que malgastó el mayoritario respaldo popular del único partido que ha defendido la fiesta como patrimonio cultural de la nación y de la humanidad, dejándola inerme ante sus enemigos.

Quizá sea un relato pobre y frívolo. Me disculpo. Pero como dijo Corrochano, Lo que no deja recuerdos no merece contarse”.

martes, 1 de marzo de 2016

PROPUESTA INDECENTE - VIÑETA 143

Viñeta 143

Propuesta indecente
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 1º de marzo 2016

Perno cautivo. Foto: John Jairo Bonilla
El diputado andaluz por el partido antitaurino “Podemos”, Rafael Alonso Luna Murillo, ha condicionado su voto, sí a los toros, a cambio de que se hagan una serie de reformas litúrgicas y doctrinarias al rito. Mejor dicho; a que los taurinos abjuren de sus principios para ganar la bendición redentora que ofrece. O si no, no.  

¡Vete a tomar por culo! Darían ganas de contestar, si fuera uno el interrogado. No es el caso. Pero tampoco da para menos, pues entre las “humanitarias” modernizaciones y prohibiciones que intima, don Rafael incluye adulterar el sacrificio ceremonial, el acto mayor, la suerte suprema, convirtiéndola en una vulgar ejecución de matadero, mediante el uso de la infame “Pistola de perno cautivo”, arma de matarife, que a diario se utiliza por cienmiles para masacrar ganado manso destinado a las mesas de los piadosos protectores de animales. ¡Cuánta sinceridad!

Pero continuemos con la pistola de marras, la cual él aspira reemplace la puntilla y seguramente la espada. Como ya desafortunadamente se ensayó en el ruedo (novillo en pie), durante el primer festejo de la pasada feria de Manizales (Colombia), provocando asombro y repudio.

El vil artefacto tiene dos versiones; penetrante y no penetrante. Se dispara sobre la testuz del indefenso animal, aturdiéndolo, noqueándolo, para de inmediato arrastrarlo inconsciente a un lugar escondido, degollarlo y descuartizarlo. El objeto es tapar, ocultar. Que la gente no vea la muerte, que la ignore. Ojos que no ven corazón que no siente, dirán. ¡Qué humanitarismo!

Esta canallada contradice la esencia ética de la corrida, su razón de ser, el principio fundamental que ha justificado su vigencia milenaria. El toro muerto en el ruedo, con ceremonia, con respeto, en franca lid, cara a cara, honorablemente, cruzando armas, defendiendo su vida en condiciones de igualdad.

Pues la corrida, aun siendo cruenta, es ante todo un acto de comunión con la naturaleza. Comunión, y contrición, digo, porque el toro de lidia es el único ser que hoy en día el hombre mata con honor, con decoro. A todos los demás, los asesina por miríadas, utilitariamente, atrozmente, en condiciones de indefensión, mansalva vergonzosa y cobarde superioridad.
 
La propuesta de Podemos es indecente, ofensiva, inaceptable. Mejor, que continúen votando en contra. Qué importa. Somos o no somos. Al fin y al cabo, a la gente se le mide también por los adversarios que tiene.

martes, 23 de febrero de 2016

VISITAS ILUSTRES - VIÑETA 142

Viñeta 142

Visitas ilustres
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 23 de febrero 2016
Pasaron las figuras por Colombia. Casi todas. Exigieron, como corresponde a su alto rango. Torearon lo que eligieron, donde, cuando, con quien y por cuanto quisieron. No siempre llenaron plazas ni expectativas. Pero se fueron aplaudidas, pagadas, premiadas, aduladas, dejando tras de sí veneración y recuerdos, porque las figuras figuran y a todo lo que hacen se le da importancia, eco, publicidad.

Qué si alcanzaron todo su esplendor. Qué si no. Qué si aquella faena. Qué si aquel detalle. Qué si aquel brindis. Pero sobre todo dejaron gratitud. Pues la fiesta está en crisis y la presencia de los primados es indispensable. Qué tal que no hubiesen venido. Qué habrían dicho de nosotros. Lo menos, que ya estábamos liquidados, que  Colombia da una temporada de tercera, que aquí la fiesta ya no es fiesta. Y además ¿Quien hubiese movido el torno?

Tenemos que aceptarlo, en los tiempos que corren, la importancia no la da el toro, la dan los nombres en el cartel. Así estos componentes mantengan una inversa proporción. A más nombre, menos toro. Asimetría que si bien amarga a los aficionados anacrónicos (pocos) para quienes la amargura es el estado natural, no aleja el grueso público. Al contrario. El show business y la cultura taurina no hablan el mismo idioma.

Sí. Pasaron las figuras pero entre la plácida estela que dejaron destemplan algunos quejidos empresariales. Voces materialistas, que no saben de amores, insensibles a la idolatría. Voces pragmáticas que todo lo reducen al vil metal, y reclaman con indelicadeza no haberse ni acercado a lo comido por lo servido. No se conocen aún balances contables oficiales. Ya vendrán. Es apenas el runrún. Mas cuando el río suena…

Me vienen a la memoria, la frase de José Antonio Martínez Uranga --La fiesta está en quiebra pero las figuras ganan más que nunca— (ABC, Octubre 15 de 2014), y un recuerdo de mis lejanos días como médico rural en la necesitada costa chocoana; la rara visita de un político ilustre con su numeroso séquito, recibida por los buenos nativos como luz de esperanza.

--Por fin se acordaron de nosotros ¡Estamos hechos!— decían, e ilusionados ofrendaron en generosos banquetes, casi todos los cerdos y aves que tenían. Cuando tras días de celebraciones opíparas y discursos conmovedores el ahíto cortejo abandonó la región, comenzó una hambruna larga. Solo eso cambió.

miércoles, 17 de febrero de 2016

QUÉ PASÓ AYER - VIÑETA 141

Viñeta 141

Qué pasó ayer
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 16 de febrero 2016

Foto: Jorge Arturo Díaz Reyes
El domingo, tras el cortejo que cargaba a Juan de Castilla, la Macarena cerró su puerta y la temporada nacional. Pasó la fiesta. Queda la resaca, el día después, el cómo quedó la casa, el despertar preguntándose y respondiéndose…

¿Vinieron todos los invitados?
Casi todos los famosos, incluso uno que no podía participar trajo personalmente su excusa, Manzanares. Los otros pocos ausentes ni mú... el imprevisible Morante, el incapacitado Perera y el anecdótico Tomás que no aparece nunca. Del común, la misma concurrencia, quizá un poco más de gente por Cali, Manizales y Puente Piedra, un poco menos por Medellín, Cartagena, Duitama, y lo mismo por las plazas provincianas. Es que no salía barato asistir.

¿Y el principal?
¿El toro? Poco, disparejo. Haciéndose notar mucho el enano presumido con su dudosa tablilla 440, y dando pesar con asco más de una cabeza festivalera. Los hubo, como siempre, que parecían menores de edad colados, pero nadie les pidió los documentos. En honor a la verdad, Paispamba y Gutiérrez en Cali, Santa Bárbara y Achury en Medellín, Mondoñedo y Guachicono en Puente Piedra se presentaron dignamente.

¿La casta?
La fiereza se considera de mal gusto, ya no se lleva. El poder tampoco. Para qué, con el monopuyazo tienen y sobra. Aunque la verdad sea dicha, en algún caso de trapío el barrenamiento prolongado a caballo cruzado que vale por seis varas no faltó.

¿Se toreó?
Hombre torear, torear, lo que se dice torear, no. Pero es que eso casi nunca ocurre. El arte del toreo es joya preciosa, exótica, que no se halla sino muy rara vez. Pero se toreó, sí, cada cual a su modo y a su toro. Los toreros valga decir pusieron lo suyo todos. Con alguna rajada notable y sorpresiva que no señalaré, pero que todo el mundo vio. Con algunas revelaciones. Con varios revalidamientos de pergaminos. Con plausibles refrescamientos de cartel.

¿Los nacionales?
Diego González en reaparición estupenda, Bolívar, Libardo y Castrillón por arriba, y el surgimiento de un banderillero emocionante, Carlos Garrido.

¿Qué más?
Mucho más, pero la fiesta se acabó, a la ducha, hay que ir a trabajar.

sábado, 13 de febrero de 2016

UN KILO DE MARIHUANA - VIÑETA 140

Viñeta 140

Un kilo de marihuana
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 9 de febrero 2016

Foto: Jorge Arturo Díaz Reyes
En Medellín cruzar la calle San Juan hacia la plaza un sábado a las tres y media es toda una faena. Semáforos lejanos, ocho vías de alta velocidad en doble sentido. Camiones aviones, camionetas saetas, buses obuses, automóviles mísiles, motos, tricimotos, cuatrimotos rugientes y en medio, saltando por su vida como salmones a contracorriente, los peatones en busca de la orilla.

Seres de diversas edades; jóvenes que lo toman como deporte extremo, señoritas sexis al sesgo, hombres con bota y poncho al cuarteo, mayores, ancianos, minusválidos y hasta alguna señora con niño en brazos toreando de frente por detrás bólidos de 2.000 kilos o más a 80 kilómetro por hora… y no uno, decenas al tiempo.

Si los zascandiles que pusieron a Paquirri en la picota por jugar en casa propia con una vaquilla, cargando su hija, vieran esto quizá se retractarían avergonzados.

Y es que no hay opción, La Macarena, isla-rotonda entre autopistas solo se une al mundo por un puente peatonal elevado, pero hay que atravesar primero la avenida para llegar al pie de su grada, donde como segundo fielato una turba con pancartas, gestos, mal olor, y vociferante jetabulario antitaurino aguarda los sobreviventes de la travesía.

Cada vez pienso que quienes logramos llegar al tendido, tenemos la misma o mayor autoridad moral que los corredores de los encierros pamploneses para exigir a los toreros que se arrimen. Al fin y al cabo arriesgamos como ellos pero en vez de cobrar pagamos.

Bueno, el sábado pasado, ya en lo alto de la pasarela, jadeantes por las emociones y la dura trepada, nos creímos a salvo. Error, aún faltaba otro desafío. Cinco metros abajo, desde el andén, apartados del grupo, cuatro chisgarabís con traza carnavalesca nos agitaban sendos letreros: “Pedófilos, Machistas, Neonazis, Taurinos” y cada uno con la misma burla bajo el rótulo: “somos minoría exigimos derechos”.

Delante de mí, un aficionado gordo, serio, con sombrero se paró a mirarlos hastiado y calculó en voz alta --entre estos cuatro debe haber al menos un kilo de marihuana.

jueves, 4 de febrero de 2016

MEDELLÍN CUENTA ATRÁS - VIÑETA 139

Viñeta 139

Medellín cuenta atrás
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 2 de febrero 2016

Foto: Jorge Arturo Díaz Reyes
La Macarena agota los días para el despegue de su temporada 2016. La XXV nueva era. Temporada crucial, a más de la efeméride, por que se juega su vida y la de toda la fiesta brava en la capital paisa. Ciudad taurina desde la misma fundación.

La obtusa oposición de políticos transhumantes, la ferocidad de las mesnadas antitaurinas, la no siempre afortunada dirección empresaria, la heterodoxia en el rito, la transexualización de la querida vieja plaza (la de Manolete), el costo de las entradas, la oposición suicida de los puristas, el fatalismo contagiado a la clientela y los cambios culturales en la nueva generación se han coaligado contra ella. La fiesta vive en la cabeza y en el corazón de los aficionados, pero más en sus bolsillos. La fiesta es la taquilla.

La empresa Cormacarena, dirigida por Santiago Tobón Echeverri, quien como general retirado (el año pasado) ha sido sacado de la reserva y puesto de nuevo en el frente, logró montar un formato que le permite aparcar las pérdidas acumuladas, lanzar cinco carteles de conmemoración y buscar con ellos una luz al futuro.

Esto, en medio de la incertidumbre con que terminó la temporada anterior, ha sido posible por el apoyo del Hospital San Vicente de Paúl, propietario de la plaza, ganaderos y toreros. La pregunta que deberá contestar la afición es si prestará también el suyo tomando los tendidos. La sobrevivencia de la fiesta en la segunda ciudad de Colombia (en la primera, yace ya en estado vegetativo), será decidida por quienes dicen amarla votando en las taquillas.

El viernes a las 7:30 de la noche comenzará el escrutinio. Ante toros de Rincon Santo, Santa Bárabara, Achury Viejo, Ernesto Gutiérrez, Vistahermosa y El Paraíso; El Cid (único doblete), Escribano, Luque, Fandiño, Roca Rey, Maravillas, el jinete Ventura, los nacionales “Guerrita”, Libardo, Ritter, Castrillón, junto a la esperanza de la tierra Juan de Castilla quien rematará con encerrona, hacen un fuerte llamado a gradas.
 
Pero la verdad es que los creyentes no van a misa por el cura que la oficia sino por la misa en sí. Los aficionados de verdad también, sobre todo cuando en ello va la existencia de su credo.

VIAJE A PUENTE PIEDRA - VIÑETA 138

Viñeta 138

Viaje a Puente Piedra
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 26 de enero del 2016

Foto: Jorge Arturo Díaz Reyes
Ya en Bogotá, la ruta es bajar por la calle 80 rumbo occidente, hacer media rotonda, tomar la carretera a Honda, seguir seis kilómetros más allá del peaje y desviar 600 metros a la derecha por la vía de Subachoque. Ahí, a la izquierda, entre prados y pinares yace “Marruecos”, pequeña, blanca, techada (con lucetas). Menos de cuatro mil localidades. Picadero de caballos, plaza de toros, catacumba de ceremonias y sectas perseguidas.

Son unos cuarenta y cinco minutos con tráfico normal, pero en las congestionadas tardes de sábado más de una hora, dependiendo qué tanto más de si se tiene o no un amigo como Juan Pablo Avilán, ducho en conducir con un ojo y una mano mientras con el otro y la otra controla el GPS de su teléfono al tiempo que habla de toros. --A trecientos metros, trancón –advierte, sin aminorar velocidad, zigzagueando en busca de atajos.

 
Llegados, la zona de parqueo es muy amplia, pero tiene cuello de botella. Para no perder el vuelo de regreso lo mejor es ubicarse temprano junto a la vía y salir no más doblar el último toro.
 
Pie a tierra, lo primero que se extraña son las zarrapastrosas agresiones antitaurinas. Por allá no van, el bus cuesta 3.800 pesos, (poco más de un euro) pero ni lo repitamos que no hay palabra ociosa.
 
Lo segundo a echar en falta, el aislamiento entre la multitud propio de otras plazas. Es como una fiesta campestre familiar, conocidos y no conocidos, amigos. Antesala con refrigerios, música y conversación torrencial. Toreros, ganaderos, aficionados, periodistas, notables, menos notables... y un aire de de cofradía, de reencuentro, de comunión.
 
Podría creerse por todo eso que la cosa tiene complicidad festivalera. !Qué va! Salen una tarde los Mondoñedo, otra los Guachicono y dicen sin decirlo que se pisa la plaza más seria del país. Hay que viajar a Puente Piedra, allende el reino de los exiguos 440 kilitos, para verlo. Es otra dimensión.