martes, 3 de noviembre de 2015

DE LO SACRO A LO BUFO - VIÑETA 126

Viñeta 126

De lo sacro a lo bufo
Por Jorge Arturo Díaz Reyes, Noviembre 3 de 2015

El toreo es cosas seria. Creo. El que por lucro los profesionales del show-business quieran transformar la corrida en comedia, los toreros en actores, el toro en comparsa, el público en claque, y todo en una bufonada me resulta sacrílego.

Y peor aún, que se haga bajo el fariseo pretexto de “salvar la fiesta”, cuando en realidad es la manera más infame de acabarla; degradándola, convirtiéndola en burlesco, en hazmerreír.

--¡Evolución! Nos hemos estancado. Cambiar libreto, coreografía y elenco. A la plaza hay que ir a reírse, no a otra cosa. Es lo que pide la sociedad actual, cansada de antiguallas heroicas –claman, ellos y sus voceros, que no son pocos, ni gratuitos.

Barrer la vieja liturgia, el rito de honor, el culto sacrificial (único real que conserva esta cultura promiscua del encanallamiento globalizado), pues la clientela que persiguen, moderna, joven, frívola, metrosexual, dicen, no traga ya los valores milenarios de la épica, la gallardía, la lealtad, la bravura, el sacrificio, la hombría.

Los encuentra “rancios”, anacrónico, repugnantes con su campero “sol y moscas”, con su Madrid, ese rompeolas insoportable y ventoso, con su Sevilla (¡Imagínense!), a la cual no redimen de su esencia sino un gran cómico y sus toritos de vodevil. ¡Ah! y el aire acondicionado, porque, agregan, a Dios también le gusta. ¿Le preguntarían?

Y mientras los esnobistas predican su “revolución”, las figuras aplican contemporizando sinfónicamente con la supresión de la suerte suprema en Quito, y vuelven a la cosa esa de burlar el toro en el ruedo y luego liquidarle (por tercera mano) a escondidas e indefenso en los corrales, cual matarifes. Por unos dólares más, claro.

Como aficionado viejo (caduco si gustan), no me cabe duda de que a la fiesta le va mejor con los que la combaten desde fuera y no desde adentro, los que quieren matarla en franca lid, los que de frente luchan por dejarla tendida en el campo de batalla, honorablemente sin ocultar sus dagas bajo el disfraz taurino.

Por cierto. Me indignó la reciente prohibición en Barcelona de unos carteles publicitarios, con el argumento de que eran toreros. Inquisitorial, insufrible... Ahora, que si la razón aducida por los censuradores hubiese sido la valedera, la higiénica, dado el contaminante mal gusto y la cursilería emética de la propaganda, yo, como médico, les hubiese comprendido. ¡Qué horror!

sábado, 24 de octubre de 2015

CRUZANDO EL MAR - VIÑETA 124

Viñeta 124
Cruzando el mar
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 20 de octubre del 2015

Tras los últimos arrastres en Zaragoza y Jaén, se fue la temporada europea 2015. Ya vendrán estadísticas, balances, análisis, conclusiones. Mientras tanto, la fiesta cruza el mar, hacia puertos aun francos en México, Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela.

Viaje, que no por repetido deja de ser a otro mundo. Cambia todo, porque cambia lo esencial; el toro. Menos trapío, fiereza, edad, integridad, y lo que de allí deriva; los valores.

Ni el medio milenio de hispanidad transatlántica, ni la inmediatez y ubicuidad de la comunicación, ni las bien intencionadas legislaciones han logrado generalizar un sistema taurino de pesos y medidas. Ni siquiera de lenguaje. “Toro” no significa lo mismo acá que allá. Tampoco, faena, premio, triunfo…

Solo la liturgia es igual. ¡Ah! Y los honorarios de las figuras que no merman, incluso aumentan en algunos casos. De resto la corrida es otra. Para qué nos vamos a mentir invocando matices culturales e identidades. Una cosa son las idiosincrasias y otra la realidad objetiva.

En el arte caben variaciones, gustos, folclor, pero en la justicia no caben las imposturas. Un metro, es un metro, un kilo es un kilo y un engaño es un engaño, aquí, en Madrid y en Cafarnaúm.

Por este lado del charco nos hemos acostumbrado al sucedáneo. Hemos olvidado (si alguna vez lo supimos) lo fundamental. Que en el toreo (arte-rito) lo estético y lo ético son unidad. Omitimos qué en él, si la belleza no está soportada por la verdad no vale. Que lo bonito falso resulta más que vano, abyecto. Este olvido nos hace vulnerables.

Además, la crisis, los costos, el enemigo, el cerco invitan, más que a la solidaridad a la complicidad. A facilitar, “americanizar”, igualar todo por bajo. Ya está sucediendo. Se alcahuetea parejo en ambos mundos. Renta. La publicidad hace de celestina. Pero eso, más que un pecado, es un error. El negocio vive de la autenticidad del culto, falsificarlo, a la larga matará los dos... y con oprobio.        

martes, 13 de octubre de 2015

AÑO 523 - VIÑETA 123

Viñeta 123

Año 523
Por Jorge Arturo Díaz Reyes 13 de octubre del 2015

Ayer se cumplieron 523 años del fortuito encuentro. Eran 75 aventureros, perdidos, desesperados, renegados, repartidos en tres naves, y a punto de motín.

Ahorque Vuesa Merced a media docena de los que no quieren seguir, y, si no se atreve, mi hermano y yo barloaremos nuestras naves contra la Santa María.” le intimó Alonso Pinzón a Colón antes que Rodrigo de Triana gritara ¡Tierra!
Cargaban setecientos años de guerra santa en las costillas. No sabían por dónde iban, a donde llegaban, ni a quien pertenecía ese suelo, pero no más desembarcar tomaron posesión de él a nombre de la corona.

Siguieron y siguieron llegando. Trayendo de todo; Dios, signo, cañón, virus, palabra, letra, libro, caballo, toro. Sometieron “indios” (creían que estaban en la “India occidental”), pero no los aniquilaron, como hicieron al norte. Se mezclaron, amasaron todo y expandieron su cultura.
Aprendieron a decir garúa, huracán, cóndor... a fumar tabaco, mascar coca, tomar cacao... hacer la barbacoa, navegar en canoa, estirar el caucho, admirar el colibrí, valorar un Perú, morir de paludismo y de flecha. En cambio enseñaron mucho, milenios de saberes, de sentires, de mitos, de leyendas. La rueda, el escalpelo, la alcabala y el toreo… ese culto ancestral, hondo, de vida y muerte, de poder y fecundidad, de fiesta y tragedia.
Pronto se toreó desde Cabo de Hornos hasta las Montañas Rocosas. En cada, pueblo una plaza, en cada plaza un toro y en cada toro una suerte. Buenos Aires, Río, Lima, Bogotá, Caracas, La Habana, México, Los Ángeles, San Francisco. Ruta torera que los siglos y la maleza de la transculturización han desdibujado y que los nuevos “civilizadores” quieren borrar del todo, junto con las identidades. Globalización, sentir único, pensamiento único, cultura única, poder único.
Sin embargo, ayer a lado y lado del mar de Colón, se recordó el encuentro. Manizales, Calanda, Sevilla, Zaragoza, Madrid… corrieron toros. Aún somos lo que somos parecían querer decir los carteles.

PARÁSITOS OPORTUNISTAS - VIÑETA 122

Parásitos oportunistas
Por Jorge Arturo Díaz Reyes, Octubre 6 de 2015

Los médicos llamamos así, aquellos organismos que viven a costa de otro y lo atacan malignamente apenas este da oportunidad bajando sus defensas. Cualquier parecido con personas de la vida real no es pura coincidencia.

Los virus, bacterias, amebas, gusanos, insectos… heredaron ese nombre de los humanos y no al revés. En la vieja democracia griega el “Parásito” era un alto funcionario elegido entre los más notorios ciudadanos para administrar el trigo, el pan, los alimentos públicos que se almacenaban en el “Parasilón”. Cargo muy honroso y apetecido por cierto.

La experiencia histórica, la memoria colectiva y la sabiduría popular, seguramente fatigadas de preguntarse ¿Quién mantenía esos políticos? ¿Qué producían? ¿Por qué cada vez más gordos y los contribuyentes más flacos? Acabaron dando a tal dignidad el indigno significado que hoy tiene y que la medicina por adecuado apropió; chupón, vividor, gorrón, aprovechado, abusador... La costumbre hace ley.

Por supuesto, en ambas versiones, humana y patógena, cuando al parasitismo se agrega el oportunismo, la vileza y el daño aumentan, pudiendo llegar a ser mortales. Alimentar al enemigo agazapado dentro no es buena cosa para la salud pública ni personal, y darle ventajas, ponérsela fácil, menos.

Estas analogías médico-políticas, pueden extenderse a desmanes en muy diferentes actividades. Por ejemplo, como aficionados, cuando preguntamos quién está matando la fiesta, el rito cultural que directa e indirectamente más tributa. Quién, la envenena en Cataluña, Baleares, Quito, Madrid, Bogotá, saltan las imágenes de funcionarios elegidos como en la antigua Grecia para administrar el “parasilón” público; presidentes, alcaldes, congresistas, concejales y aspirantes a ello.

Vemos políticos, separatistas catalanes vapuleándola para sus fines como señuelo de odio apátrida. Miembros del ayuntamiento madrileño, que haciendo populismo seudo-izquierdista se asocian para quitarle sustento. Candidatos a la alcaldía bogotana quienes pillando la oportunidad de beneficiarse electoreramente levantan de pronto la bandera del antitaurinismo que nunca enarbolaron cuando iban gratis a las corridas, y así…

En cualquier circunstancia. No necesariamente hay que ser médico ni hacer exámenes coprológicos, para diagnosticar ataques de parásitos oportunistas.

lunes, 28 de septiembre de 2015

ROMÁNTICO TOREO - VIÑETA 120

Viñeta 120

Romántico toreo
Por Jorge Arturo Díaz Reyes 22 de septiembre del 2015


Al romanticismo le han puesto gentilicio. Alemán. Es una convención. Para qué discutir. El romanticismo, proclive al patriotismo, no tiene patria, es de todas las patrias.

Tampoco tiene fecha, ni edad, es de todas las épocas. Aquiles, Sócrates, Jesucristo, El Cid, Pedro Claver, Bolívar, Belmonte, Hemingway... son personajes románticos o romantizados.

También lo han querido encasillar en la literatura y el arte. Pero los trasciende, mucho más allá de haberles marcardo un período, un estilo, una moda. Está en toda la cultura, en todas las culturas, como una manera ser, sentir, pensar, soñar, hacer.

La naturaleza, el instinto, la pasión, lo auténtico, el yo, el honor, la justicia, la lealtad, la generosidad. El amar mucho, el vivir épico, el morir heroico… El sacrificar un mundo para pulir un verso. El escribir con sangre porque la sangre es espíritu. El jugarse todo a nada, la vida incluso por alegrar al pueblo. Ese más corazón que razón, reprobado por Sancho en el Caballero de la triste figura.

La corrida de toros es una de las más auténticas expresiones del romanticismo. Sus auges fueron simultáneos. Fines del siglo XVIII. Pero qué iban a saber Pedro Romero, Costillares y Pepe-Hillo, si eran románticos o no, si en Leipzig se había publicado Werther, si en Bonn había un músico llamado Beethoven.

Qué iban a saberlo. Ni lo necesitaban ni les interesaba. Sin embargo fueron románticos como el que más. Lo dicen sus leyendas. Los adoraron. Iconos del rito trágico, que pintaron, predicaron, y cantaron; Goya, Peña y Goñi, Jaurranz, Penella, Espronceda…

Su ocaso también será simultáneo. En la globalizada sociedad que rinde culto al pragmatismo, la virtualidad y la moneda, los valores románticos, van a la baja. Las cosas ya no son como son sino como parecen, y al toreo le dejan solo dos caminos; morir en su ley, o descargar la suerte y travestirse a una más de las tantas pantomimas posmodernistas con que arrean hoy a las masas.

martes, 8 de septiembre de 2015

CHICUELINA DE CAMINO - VIÑETA 118

Viñeta 118

Chicuelina de Camino
Por Jorge Arturo Díaz Reyes 8 de septiembre del 2015
Tras el tópico la esencia. Lo vi por primera vez hace cincuenta y
cinco años, en Cañaveralejo, apenas tenía nueve meses de alternativa; Gregorio Sánchez, Jaime Ostos y santacolomas de Ernesto González completaban el cartel. Era 29 de diciembre. Recibió las orejas del sobrero.

Luego, y hasta entrados los ochenta, le presencié muchas faenas de diferente sino. Para la grandeza de su toreo está la historia, para sus claudicaciones el perdón y para mi afición, esta imagen...

En los medios, al quite, recto, frontal, sereno, capote a dos manos, muy delante, trayendo a su costado la embestida. Templado, lento, abandonado; el codo de salida a la altura del hombro, (--Como bailando sevillanas –decía “Chicuelo”), la cabeza leve al embroque, y la mano suave desplegando la tela tras el cuerpo, mientras la contraria retiene la otra mitad a media altura permitiendo que el tenue giro vertical sobre los talones lo envuelva en percal y toro dejándole de nuevo en suerte.

Todo con una exquisitez, lánguida, delicada, elegante sublimando el ataque bruto. Espíritu de la estética torera. No siempre la dio igual, pero así la conservo. Emoción, deleite, buqué, arrobo permanente del arte fugaz...

Comparó mi memoria con la suya en “Todas las suertes” de José Luís Ramón –Ahora se torea mejor que en mi época –se disculpa con modestia.

Discrepo. Nadie, antes ni después, logró conmoverme tanto con ese lance que se prodiga industrialmente. No puedo precisar sitio ni fecha de la que guardo, quizá no es una sino suma. Él sí. Dice que fue en Las Ventas, en el 63 (mayo 18), con un toro de Galache cuando alcanzó la expresión justa.

Y agrega –Recuerdo un quite por chicuelinas de manera especial el día de la alternativa de “El Soro” --Valencia, marzo 14 del 81. Eso fue un año antes de que le viera torear la última vez, en Palmira Colombia, enero 6, con Pepe Cáceres y El Bogotano, por cierto. Pero a qué tanta exactitud si lo clásico es intemporal y ubicuo.

martes, 1 de septiembre de 2015

LA CONSULTA INCONSULTA - VIÑETA 117

Viñeta 117
La consulta inconsulta
Por Jorge Arturo Díaz Reyes 1º de agosto del 2015


El Tribunal Administrativo de Cundinamarca impartió “constitucionalidad” al referendo antitaurino que Petro y su Concejo impondrán en Bogotá. Cosa de locos. El tribunal regional contraviene las reiteradas sentencias de la Corte Constitucional nacional (instancia máxima) que avalan la constitucionalidad de la fiesta (Ley 916 de 2004).

Vistas así las cosas la pregunta petrista lo que traduciría es: ¿Quiere usted violar la ley?

Pues como diría Goering --Qué importa el derecho frente al estado de opinión --Qué importa, lo que digan la Corte y la constitución, si las encuestas anticipan que el 76% del electorado no gusta de las corridas, igual que otros tantos no gustan del golf, el bigote, los calzoncillos de lana, la pesca, el alcohol, las hamburguesas, las hormigas culonas y otros millones de cosas legales respecto a las cuales no se indagará

Qué importa; si ya todos los candidatos al trono distrital, y tras ellos sus egregios partidos, avisados por la tendencia del mercado se han sumado al linchamiento.

A la Registraduría Nacional no le ha quedado más que comenzar a buscar desesperadamente (la minga sería en octubre) los 35.000 millones de pesos (10 millones de Euros) que dice nos costará a los contribuyentes.

--Tranquilos, si no encuentran plata, yo la pago --les dice Petro imperial y burlonamente. Claro, se trata de un asunto caro a su augusto ego, La principal realización, quizá única, de su patético mandato.

Y no es el plebiscito en sí, lo que insulta. En Colombia cualquier sátrapa municipal puede tirarse los dineros públicos caprichosamente, incluso preguntando por la inmortalidad del cangrejo, si le nace. Ya estamos acostumbrados. Es el autoritarismo, la discriminación, y la incitación de las mayorías al odio ideológico hacia una minoría cultural incomprendida y señalada. Es el adocenamiento de políticos y jueces en una caricaturización grotesca de la democracia, lo que hace la consulta inconsulta. Pero en fin, a eso también estamos acostumbrados.