martes, 21 de abril de 2015

PRIMERA FIGURA - VIÑETA 92 -

Primera figura
Por Jorge Arturo Díaz Reyes 21 de abril 2015

El toreo es mitología cambiante. Cada generación erige sus ídolos, les adora y les desecha. Los más, antes del retiro. Los otros poco después. Excepcionalmente la gloria sobrevive algunas décadas... un siglo... dos...

"Ciclones", "Revelaciones", "Fenómenos"... tantos  brillaron, desaparecieron, ¿Existieron? Deificaciones efímeras que hoy la pirotecnia del marketing ha hecho tan repentinas y fugaces como las modas de temporada. Como casi todo en la cultura.

Ese consumismo da pie a quienes dicen que el culto es un invento de a lo más 300 años. !Pendejos! ¿Habrán oído hablar de Gilgamesh? Primera tauromaquia, primeras escrituras, primera figura.
  
Que según ellas tenía porqué serlo. Arrojado, poderoso, apuesto. Épico protagonista de hazañas ingentes. Líder entre pares. Domador del bestial enemigo a mejor amigo. Constructor de plazas fuertes. Monarca centenario. Dueño de la eterna juventud. Cultor de amistad. Amante de la vida... Suicida mayor con ochenta que quisieron morir por él. Precursor de la Biblia y el toreo...

"El más espléndido entre los héroes, el más glorioso de los hombres"--¿Alguno, pese al tiempo, la selección del toro y la profesionalización de la lisonja, le ha superado?

Hijo de sacerdote y diosa. Desdeñoso de otra, enamorada, que lo maldijo y le deseó morir en las astas de un toro. El eterno femenino…

"¡Oh Padre mío, crea un toro celeste para que Gilgamesh sepa lo que es el miedo!"

Imprecación fracasada, que sin querer lo convirtió en "primerísima figura"...

"El toro celeste echó espuma sobre el rostro del héroe, le azotó con su gran cola… (y este) Entre la cerviz y los cuernos hundió la espada."

En los terrenos... Entre la cerviz y los cuernos... Estocada delantera, cierto, pero que mereció las orejas que no le dieron, la idolatría que le prodigaron, el mito que le construyeron, y el llanto despechado...

"¡Ay de Gilgamesh que me humilló matando al toro del cielo!"

Creen que vivió hace cuatro mil setecientos años en Sumeria (Irak). Su epopeya, estuvo sepultada por milenios, hasta 1853 cuando desenterrada con la biblioteca de Asurbanipal volvió a conmover y a reclamar la vieja raigambre de la fiesta.

martes, 14 de abril de 2015

"TRANSEXUALIZACIÓN" - VIÑETA 91

"Transexualización"
Por Jorge Arturo Díaz Reyes 14 de abril 2015
 
Último paseíllo, Centro de Espectáculos Macarena, febrero 14 de 2015
Las dos últimas temporadas en el Centro de Espectáculos Macarena de Medellín, han arrojado pérdidas por mil millones de pesos colombianos (unos 380.000 Euros).

El 14 de febrero, en medio de clamor, pancartas y ruegos de continuidad, el presidente de la empresa "Cormacarena", Santiago Tobón, renunció, aduciendo la negativa de los propietarios, Corporación (Hospital) San Vicente de Paúl “Corpaúl”, a seguir prestando su escenario multiusos para la fiesta brava.

De inmediato estos respondieron que no había tal. Que seguían disponibles también para el toro, pero que ni la recién acéfala empresa por 21 años arrendataria ni otra lo habían solicitado.

Mientras tanto, los aficionados paisas desesperan sin ver futuro. Buscar chivos expiatorios es tan fácil y ladino como echar cortinas de humo con el argumento cómplice de que no hay culpable, que todos lo somos.

Cormacarena durante la mayor parte de su tiempo  fue próspera y exitosa. Mantuvo la fiesta frente al asedio antitaurino, feroz a todo nivel, declarado y encubierto. Resistió hasta dónde pudo. Hay que reconocerlo. No sucumbió por cobardía. Pero quizá sí por equivocación. Al final escogió mal el terreno y dio ventajas a los enemigos, que ahora celebran.

Escoger el terreno propicio es premisa para todo general victorioso. Dicen que Napoleón, lo equivocó en Waterloo, barrizal que atascó su artillería. Santiago también lo hizo en Medellín. Tenía una auténtica plaza de toros, la cual a medio camino fue convertida por sus aliados esnobistas en un búnker sombrío, poco torero donde atascó la afición y terminó siendo derrotado.

Cierto, no fue la única razón, otras hubo, pero el desastre comenzó a fraguarse allí, en el 2004, con esa transexualización en un "Centro de espectáculos", que ahora da 60 diversos al año, de los cuales sólo siete taurinos; los únicos a pérdida. !Claro! Ya no es una plaza de toros.

En Cali, quienes aplaudieron tal cirugía piden imitarla, más radical. Que la plaza también sea techada y multiusos, que para ello altere su título de patrimonio cultural, venda sus terrenos y en ellos "levanten un bello centro comercial".

El extravío de identidad cunde por Colombia. La Macarena convertida en otra cosa, la Santa María secuestrada en riesgo de metamorfosis, y Cañaveralejo en capilla. No podríamos culpar a quién sientiéndose ajeno en su sexo de pronto quiera transformarlo. Pero sí a quien intente operarnos a todos.

martes, 7 de abril de 2015

Y SI NO, NO - VIÑETA 90

Y si no, no
Por Jorge Arturo Díaz Reyes 7 de abril 2015

Cuentan que por el siglo VIII, cuando los musulmanes invadieron casi toda la península ibérica, los aguerridos caballeros cristianos, resistentes en los Pirineos aragoneses, advertían dignamente al coronar sus reyes:

Nos, que valemos tanto como vos y juntos podemos más que vos, os hacemos nuestro Rey y Señor, con tal que guardéis nuestros fueros y libertades; y si no, no.

Legendaria fórmula conocida como Fueros de Sobrarbe. La he recordado ahora que una ola de incondicionalidad periodística, saluda la elección del nuevo presidente para la Sociedad Anónima Plaza de Toros de Cali, dueña de "Cañaveralejo" y gestora de su temporada.

Se trata de Alfonso Otoya Mejía. Joven ejecutivo vinculado a uno de los grandes accionistas, la alcaldía del municipio. Esto, los títulos académicos que le avalan como administrador de negocios y el respaldo descomunal de votos obtenido: 15.588 contra 20 por el otro candidato, el maestro Enrique Calvo "El Cali" (abogado) ¡toda una alegoría! le confieren legitimidad total.

Pero debo confesar mi desconocimiento absoluto sobre su afición y experiencia taurina. También, respecto a su programa de gobierno. Además, mi condición de copropietario ínfimo no me habilita para proponerle uno. Sin embargo la devoción de viejo aficionado sí me permite al menos imaginar, a la usanza caballeresca, unas condiciones; por ejemplo...

Os hacemos presidente con tal que guardéis los siguientes diez fueros y libertades:

Paz taurina, con un liderazgo que sólo excluya sectarios, antitaurinos vergonzantes y oportunistas codiciosos.

2º Recuperación de la autosuficiencia financiera (rentabilidad). Nada de vender pedazos de la casa para seguir haciendo fiestas.

3º Defensa del amenazado título "Patrimonio cultural de la nación", obtenido hace 20 años y refrendado recientemente por el Consejo de Estado.

4º Conservación de la integridad territorial y arquitectónica del bien, con adecuado mantenimiento.

5º Restablecimiento de la disminuida categoría de la plaza; su toro, carteles y autoridad.

6º Restauración del mermado número de festejos al que tuvo la temporada hasta hace cuatro años.

7º Mantenimiento de la delegada prefería de novilladas.

8º Soporte a la huérfana Escuela Taurina, restituyéndole sede y financiación suprimidas.

9º Retoma de las abandonadas fechas emblemáticas: 31 de diciembre y 1o de enero.

10º Una eficaz política de cultura taurina, promoción, atención al cliente y reivindicación del reconocimiento por la alcaldía como parte integral y fundadora de la feria de Cali...

Y si no, no… Como juraban los hombres hace 1.200 años en los abismos de Monte Perdido.

miércoles, 1 de abril de 2015

NARCOSIS - VIÑETA 89

Narcosis
Por Jorge Arturo Díaz Reyes 31 de marzo 2015


Sol, calor, sudor. Estrechez dentro del traje grana. Bullicio, la plaza llena cumple años. Las banderas del tejadillo flamean duro. La tablilla dice: “Sonajero”, 536 kilos, Ambaló.

Es el segundo, negro, bragado, astifino. Bravucón, puntea las capas y el peto. Arrolla los banderilleros. Es bruto. Es un problema. La cosa no pinta bien. Hay que hacer algo.

Tiro la montera y me arrodillo. Ahí mismo, en los medios. De largo, con la muleta por delante. Un gesto, siempre da resultado.

Se arranca de las tablas. Galopa. El suelo trepida. Lo espero quieto, boca seca sonriente, la tempestad va por dentro. Persigue rabioso la muleta, en redondo. !Eso! Una, dos, tres, cuatro veces. Me pasa por la cara como un tren, resoplando, salpicando arena, relumbrando los ojos, obligándome a entrecerrar los míos.

Repite frenético, achicando más y más los círculos del recorrido, mientras el rugido colectivo se agranda. Siempre funciona. Siento la vibración general, el poder de mi brazo, la excitación del dominio. Soy el centro.

Entre óles alcanzo a distinguir la voz de José --¡Parate! ¡Párate! --¿Cómo me voy a parar. No ves cómo está el público? --Respondo mentalmente. Al tiempo que un cañonazo en el pecho, me dispara por el aire. Vuelo desarticulado, la plaza gira, no hay dolor, ni sonido.

Caigo hecho un enredo, indefenso. Pitonazos y pitonazos furiosos. Las costillas crujen. Uno cala el cuello y asoma entre mis dientes, áspero, amargo, lijando los labios. Cuelgo como pez en anzuelo. Revuelo de capotes y arena. Gritos, chillidos, confusión. Me lo quitan. Corren conmigo.

En la enfermería me desnudan con prisa, buscan las venas. Oigo al médico --Dos heridas y traumatismos. Es grave, hay que operar ya --Pienso por primera vez en el fin... Todo se apaga.

De pronto veo la foto, grande, a color. Barrera de por medio abrazo a Marco Emilio Ocampo, el cirujano de la plaza. Es amigo. Le debo la vida. Le brindo el toro. Abro los ojos. No, aún estamos en el quirófano. Seguimos allí. El anestesiólogo dice --Terminamos.

Vuelvo a la fotografía. --Sí, es él, pero no soy el torero que le brinda... Es rubio, es... Manuel Díaz "El Cordobés".

--Entre brumas recuerdo la cita en el consultorio, cuando mirándola en la pared, revivimos con Marco aquel 28 de diciembre del 98. Estábamos programando esta cirugía... No, no fueron dos cornadas las mías, fueron dos vulgares hernias. Pura narcosis anestésica.

martes, 24 de marzo de 2015

AYER, HOY, MAÑANA - VIÑETA 88

Ayer, hoy, mañana
Por Jorge Arturo Díaz Reyes 24 de marzo 2015

La literatura es una, sus temas pocos, los libros muchos, pues como decía Borges, cada generación vuelve a escribir los propios.

También la tauromaquia es una, sus principios pocos, las corridas muchas, pues como sugería Ortega, cada generación vuelve y se retrata en las propias.

Y en una y otra, literatura y tauromaquia, siempre han concurrido verdad y mentira, fealdad y belleza, virtud y pecado. A veces en el mismo autor, en el mismo torero, en la misma página, en la misma faena, en la misma oración, en la misma suerte. Al fin y al cabo son artes. Creaciones y reflejo de lo humano, y lo humano es así, complejo, impuro, imprevisible. Hay que leer a Quevedo, hay que recordar a Paula, hay que mirarse al espejo.

La inconstancia es una constante. Ni todo tiempo pasado fue mejor, ni hoy se torea mejor que nunca !Mentiras! Todos los períodos, cada cual a su modo, fueron imperfectos, únicos e irrepetibles, incluidos el actual y los que vendrán.

Idealizar el ayer o el hoy, tergiversarlos para condenar uno u otro, ha sido trucó retórico de historiadores, literatos y taurómacos ligeros. No hay paraíso perdido, ni hallado. Sí utopías, y valientes que apuestan todo por ellas, y sus imposibles perfecciones.

Antes, ahora, después, Homero, Virgilio, Cervantes, Lorca, Romero, Paquiro, Belmonte, Manolete...  Cada cual con su verso, con su toro. Digno o indigno, grande o pequeño, vil o heróico en su momento y circunstancia.

Extraviar la realidad. Delirar en presente o en pretérito. Disfrazarse de Amadís, obsesionarse con el Grial, embestir molinos, quizá sea una bella locura (si es real), pero es una locura, y fingirla para desertar del hoy o repudiar el ayer, es una cobardía, una patraña. Predicar que todo está perdido, que nos rindamos, que ya no hay toros, relatos, toreros ni poetas, es como invitar a borrar la historia o a enajenarse con la auto complacencia del instante.

Que se recluya en la incierta memoria quien quiera. O que renuncie a ella quien prefiera. Que se vaya de la fiesta, quien le plazca, o que se quede con el cerebro pausado en la última escena quien desee. Pero que no pretexte la perfección para justificarse. No existe, no ha existido, no existirá. 

Quizá el misterio del arte consista en eso, en que un ser tan chapucero como el hombre pueda insinuarla de pronto con un pensamiento, una palabra, un gesto. Al menos es lo que siempre me ha maravillado en la tauromaquia.

martes, 17 de marzo de 2015

LA MISA NO EL CURA - VIÑETA 87

La misa no el cura
Por Jorge Arturo Díaz Reyes 17 de marzo 2015
Trminó Castellón, comenzó Valencia, y ya colgaron carteles las dos plazas pontificias, las que dictan. Sevilla para todo el año. Madrid, "Comunidad" y "San Isidro" con sus fuera de abono y preámbulos domingueros.

La suerte está echada. La temporada en rumbo. Lo que venga, ferias, toros, toreros, dóndes, cuándos, cómos harán solo variaciones al tema. ¿Y cuál es el tema? El tema es el mercado.

Sonará rudo, perdón, pero así es. Para bien o para mal, hoy la fiesta es un negocio, gestionado por empresas que la hacen posible y también imposible. Un sistema cuya fuerza de gravedad es la ganancia y en el cual, dijo Manolo Chopera una vez en Viña P, siempre alguien anda tras el dinero de alguien. Así son las cosas. No es culpa ni mérito de nadie. La sociedad ha devenido en ello. Íntegra.

El viejo rito, entró al show bussines. Nuestro “anacrónico mundo del toro” se ha modernizado. Y ahora en él, como en todas las áreas del interés humano, campean el marketing, la propaganda, la oferta y la demanda con sus mediáticas posturas, idolatrías y cotizaciones. No nos engañemos.

Este año, de nuevo los anuncios han abierto el debate. También parte del paseo, pues convoca el interés e impulsa la venta. Entre más intenso mejor. Qué sí, qué no, qué cómo así, qué quién faltó. Pero es debate supino. Ya se sabe. Son las diez marcas de consumo masivo que con su monoencaste alternan entre sí, en las fechas de prelación, ponen y quitan el "No hay billetes", y al resto lo que se pueda.

Sin embargo, de pronto, como en Las Ventas el año pasado, por encima del tropel publicitario, salta un adolfo y desentraña lo auténtico, dos cinqueños encharcan el ruedo con sangre de tres modestos, y los victorinos y los miuras, invictos y ovacionados, reivindican la fuerza de la naturaleza ahogando los gemidos de la claque melindrosa.

Entonces, la fiesta vuelve a su hondo significado, a su eterna y dura verdad. La que bajo el ornato ha soportado por siglos, toda la estructura. Y el devoto intuye que lo esencial es la misa no el cura, y siente que aún hay salvación.

martes, 10 de marzo de 2015

¿NO SOMOS NADIE? - VIÑETA 86

¿No somos nadie?
Por Jorge Arturo Díaz Reyes 10 de marzo 2015

En medio del clamor transatlántico por la no presencia en Sevilla de cuatro primadonas, y los adicionales gritos inconexos protestando la exclusión del paisano Fulanito, el querido Zutano, el publicitado Perencejo, ninguna voz ha extrañado la ausencia de todo un continente. Será porque parece obvia.

17 carteles de toros, y ningún espada suramericano. Un continente (hispano), con más de cuatrocientos millones de personas, donde la fiesta vive desde hace quinientos años. Cada vez más acorralada, cada vez más ignorada, pero batiéndose aún, y por tanto cada vez más necesitada de reconocimiento para mantener su frente y su siempre abierto mercado activos. ¿No merece acceso al templo?

Qué va, se dirá. El toreo es don personal y las empresas taurinas no son organizaciones de representación geográfica o política, como la ONU. Tampoco lo son de seguridad social. Son organizaciones con ánimo de lucro, y como tales contratan (si pueden) a quien les mueve la taquilla; punto.

Hemos de aceptarlo. En este “mejor de los mundos” la rentabilidad no es todo, es lo único. Pero aún así, resulta que el negocio es global y hay que cuidarlo, aquí y allá. So pena de muerte a la gallina de los huevos de oro.

¿Es que no hay un torero, sur acá del paralelo 20, que interese, aunque sea por contraste o curiosidad antropológica? ¿Uno que sea buena inversión, hoy o a futuro? Medio milenio de toreo, medio millardo de personas, una veintena de matadores que alternan en las ferias propias más que dignamente con los de otras latitudes, y nada. Ni siquiera con los muchos cupos que dejaron vacantes los raros (uno solo despreció cinco).

Cuesta creerlo, no doy nombres. Pero me consta que hubo quien, con aval, se ofreció públicamente para lidiar los toros que nadie quiere, los que todos rehúyen, si pueden. Y nada.

Solo dos novilleros, ambos peruanos, cruzarán El Arenal este año, fuera de feria. Pobre consuelo ¿Y cuando sean toreros, qué? Tendrán que preguntarse con los de ahora como el humillado Belmonte en la corrida del Montepío 1917 ¿Es que no somos nadie?