miércoles, 31 de diciembre de 2014

EL TOREO NINGUNEADO - VIÑETA 77


El toreo  ninguneado en Cali
Por Jorge Arturo Díaz Reyes 31 de diciembre del 2014

No conozco los jurados del trofeo Señor de los Cristales. Ni quiero conocerlos. No firman. No dan la cara. Serán seguramente “notables” aficionados, periodistas quizás, taurineros vocacionales, o todas las anteriores. Me importa un pito qué sean.

Pero lo que vienen haciendo los últimos años con la asignación del premio, que lleva el nombre de Jesucristo, y el emblema de la ciudad es blasfemo, ignominioso e insultante.

En esta edición 2014 se lo han asestado a Diego Ventura, el rejoneador, de los dos, que anduvo más “cumplidor”. Pero es evidente que lo han hecho, más que para lambonear al portugués, para ignorar a todos los demás matadores a pie y negárselo a su real ganador (por cuarta vez) Luis Bolívar. Quien lo mereció con tres grades faenas, una de ellas rematada, recibiendo, con la mejor estocada del ciclo.

El desacreditado galardón que manejan estos ocultos personajes como su real gana les dicta, cambiando cada año las condiciones del juego a conveniencia, lo han otorgado por mucho tiempo, indistintamente a la mejor faena y la mejor actuación de conjunto en la feria. Según les nazca

Casi siempre a matadores de a pie, la versión clásica, la de Ronda, la de la tauromaquia que no enfrenta toros desmochados, y que los mata cara a cara en condiciones de igualdad, uno contra uno. Para las otras categorías, también validas; novilleros, picadores, banderilleros y por supuesto rejoneadores, hay otros premios especiales.

Pero desde hace dos años cuando se lo endilgaron a Pablo Hermoso (para que volviera), usan el criterio de meterlos a todos en el mismo sombrero y seleccionar a gusto. Un exabrupto inmenso que desnuda la ignorancia del jurado, su maniobrerismo y desvergüenza. Cada triunfador debería ser premiado en su categoría. Lo contrario es como dar el balón de oro de la FIFA a un basquetbolista.

Esta inventada revoltura de peras con manzanas, en la que se basa la decisión absurda, no le agrega un ápice de gloría al extraordinario jinete, a quien, si necesitaban, le podrían haber asignado uno con la debida aclaración “mejor rejoneador”, pero sí ofende al espada despojado y a los otros ninguneados.


Según van las cosas, llegará el momento en que ganar el Señor de los Cristales será peor que no ganarlo. Como decía “El Gallo” (Joselito) refiriéndose a las orejas regaladas en una gran ciudad española (todavía), donde los fariseos han prohibido la fiesta.  

miércoles, 24 de diciembre de 2014

EN CALI LA FERIA SON LOS TOROS - VIÑETA 76

En Cali la feria son los toros
Por Jorge Arturo Díaz Reyes 24 de diciembre del 2014
"El Fandi" 28 de diciembre de 2013. Foto Camilo Díaz
Fue hace 58 años, alrededor de las corridas inaugurales de la plaza de Cañaveralejo que se generalizaron en la ciudad los festejos feriales, públicos y privados, ya hechos tradición; música, danzas, verbenas, conciertos, desfiles, reinados, cabalgatas, exposiciones, gastronomía, jolgorio callejero, turismo y consumo.

Paternidad legítima, que advenidos funcionarios municipales (antitaurinos), han querido desconocer ahora. Pese a ellos, de nuevo en este 2014 las festividades han comenzado en el ruedo y en él terminarán el treinta. Cuatro novilladas con asistencias crecientes, entre fines de noviembre y comienzos de diciembre, han vuelto a ser preámbulo y pregón.

El buen juego del ganado, lidiado en ellas con los hierros de: Ernesto González, Alisal, Paispamba, Salento y Vistahermosa proclama cómo propicia la camada de la cabaña brava nacional este año. Anticipo a refrendar en la temporada grande, que desde Cali correrá por Manizales, Medellín, Cartagena, Popayán, Duitama, Sincelejo, Lenguazaque, Choachi, Puentepiedra y seguramente Armenia.

Entre los novilleros brilló más: El peruano Andrés Roca Rey, quien sin matar bien gustó, e irá de premió a la confrontación internacional con el venezolano Jesús Enrique Colombo (ya propio acá) y el avanzado bogotano Juan Camilo Alzate, frente a utreros de Ambaló (Jandilla) la noche del 25.

La cartelería no ha perdido pujanza por la reciente deserción del anunciado José María Manzanares pues en ella rutilan los nombres del triunfador del año en Europa, Miguel Ángel Perera. El primer espada de Francia, Sebastián Castella. El autor de la que para unos fue la mejor faena del año en España, Antonio Ferrera. El local Luís Bolívar (único que repite). Los aguerridos españoles Iván Fandiño, "El Fandi", Juan José Padilla. Los dos mejores rejoneadores del mundo: Pablo Hermoso y Diego Ventura. Amén de los paisanos Paco Perlaza, Ricardo Rivera y Manuel Libardo.

Enfrentarán estos matadores una manada multirregional de toros. Caucanos, de Paispamba y Ernesto González; cundinamarqueses, de César Rincón y Juan Bernardo Caicedo; y manizaleños de Ernesto Gutiérrez. Todo está servido para que una vez más, con o sin reconocimiento burocrático, se refrende la vieja tradición, de que para Cali la feria son los toros.

CARTELES

Jueves 25 de diciembre. Utreros de Ambaló; Jesús Enrique Colombo, Juan Camilo Alzate y Andrés Roca Rey.

Viernes, 26. Toros de Paispamba; Manuel Libardo, Ricardo Rivera y José Fernando Alzate.

Sábado 27. Toros de Ernesto González Caicedo; Luis Bolívar, Miguel Ángel Perera y el rejoneador Diego Ventura (rej).

Domingo 28. Toros de Las Ventas del Espíritu Santo; Paco Perlaza, El Fandi, y Sebastián Castella.

Lunes 29. Toros de Ernesto Gutiérrez; Luis Bolívar, Iván Fandiño y Hermoso de Mendoza (rej).

Martes 30. Toros de Juan Bernardo Caicedo; Sebastián Vargas, Antonio Ferrera y Juan José Padilla. 

martes, 9 de diciembre de 2014

OCHO VECES MANSA - VIÑETA 75


!Ocho veces mansa¡
Por Jorge Arturo Díaz Reyes 10 de diciembre del 2014
Enero 31 de 2005. Soleada tarde ferial. Callejón de Cañaveralejo. Me cruzo con Luis Fernando, hijo del desaparecido ganadero y empresario Eduardo Estela.

--¿Por qué nos tratas así? --Me dice medio en chanza.
--Porque la corrida fue mansa.
--Sí, fue mansa- ¡Pero escribiste ocho veces mansa en tu crónica del Tiempo!
--¿Verdad? No las conté, dicto por teléfono y no la he leído.
--Aquí está, mira --y me muestra el periódico.
--Bueno --aduje --pude redundar, pero no exageré ¿Cierto?

Sin rencores, continuamos amigos. Al fin y al cabo la pobre redacción es perdonable. No así el engaño. Menos, cuando sus lisonjas, eufemismos, medias verdades, tergiversaciones, propagandas disfrazadas de crítica o noticia, van como letras de cambio. Pandemia del periodismo general, que quizás en su especialidad taurina resulte menos grave, aunque no menos ruin.

La crónica de toros, nació con la corrida moderna. No por casualidad sus precursores, los tres hermanos Romero; José, Antonio y Pedro, rondeños, nietos de Francisco (inventor de la muleta, dicen), fueron los matadores aquella tarde madrileña de 1793, tema de la primera publicada (la de “Un Curioso”). Luego, crecieron y se multiplicaron juntas contrayendo los mismos males. Uno de los más, ese, la impostura.

Clarito, que redactaba mejor, la ilustra perfecto en la página 387 de sus “Memorias”, evocando un incidente acaecido cuando Pablo Martínez “Chopera” celebraba en el restaurante Zarauz de Madrid la exclusiva para 1963 firmada con El Cordobés, novillero fenómeno de taquillas, y la cual incluía su alternativa...

--Este señor –dijo Sánchez Mejías (hijo) a El Cordobés por vía de mi cuarta o quinta presentación— es el que ha escrito el artículo de El Ruedo.
--No bueno para usted –objeté pudorosamente.
--Sí sentenció--, porque se ve que no es usted de los que yo pago.

viernes, 5 de diciembre de 2014

CLARITO - VIÑETA 74


Clarito
Por Jorge Arturo Díaz Reyes 6 de diciembre del 2014

Murió en Madrid, hoy hace  veintinueve años. Vivió noventa y seis entre las épocas de “Guerrita” y “Espartaco”. Estuvo antes y después de Joselito, Belmonte, las plazas monumentales, el peto, la puya tricorte, la espada de juguete, la penicilina, el tremendismo, el toro “destremendizado”, los veedores, la selección del dócil, el utrero, el afeitado, la "bastarda simbiosis crítica-publicidad", y el “más festival que fiesta”.
Testigo secular, a regañadientes, de cómo, lidia, combate, arte, toro, toreros, públicos, plumas, modos, modas, normas, gustos... fueron supeditándose al mercado. Íntimo confidente del toreo, guardián de sus cánones, lo amó, lo pensó, lo defendió denunciando sus males, glorifiando sus virtudes, y lo hizo citando, describiendo, relatando, probando más que predicando.
Cronista maestro, reverenciado y temido, jamás escribió para la gran prensa. No lo necesitó. Desde sus medios de menor tirada, “The Kon leche”, “Liberal” e “Informaciones” levantó su taurología. Ministro de la república española (Comunicaciones 1934), dato político que aparece minimizado en las biografías por su dimensión de crítico e historiador taurino.
En sus “Memorias” (1972), texto grandioso y obligado a quienes pretendan afición y comprensión, deja que los hechos hagan la teoría...
Al bizarro “Pepete” glosar los quiebros del “Gordito”; “Tú jases títeres”.
O el joven Luís Miguel, abrumado por la espectacularidad, los efectos y los adornos de Arruza, preguntar al retirado Belmonte –¿Qué puedo hacer yo ante todas esas cosas?
Y al Pasmo responder –¡Pues torear! Que… que… es lo que no se ha hecho en toda la tarde.
César Jalón Aragón “Clarito”, riojano, pasó templada, larga y lentamente por la fiesta iluminándola. Cuando el bravo, el valor y el honor hayan sido extinguidos, podrán ser evocados en sus escrituras y el culto vivirá.


jueves, 20 de noviembre de 2014

MARÍA DEL ROSARIO CAYETANA - VIÑETA 73



María del Rosario Cayetana


Por Jorge Arturo Díaz Reyes 20 de noviembre del 2014


Murió la siempre joven Cayetana, duquesa de Alba. Había nacido noble, histórica, rica y servida. Eso no lo eligió, como tampoco eligen su cuna los pobres, siervos, anónimos que son la mayoría.


Lo que sí eligió fue su vida, existencialista, libre, sensorial que la sacó de su palacio, y la llevó por diferentes mundos en todos los cuales deja hoy un hueco, una ausencia, una tristeza. “Yo no me meto con la vida de nadie que nadie se meta con la mía” reclamó cuando quisieron oponerle razones a su decisión de novia octogenaria.

Esa personalidad que desbordaba su rango, “catorce veces grande de España”, la hizo popular, querida, y claro, perseguida por los medios que la multiplicaban. Su permanente y desafiante travesura, por auténtica, graciosa y hasta burlona, seducía. Su estilo no daba oportunidad al patetismo. Mujer a plenitud, insoslayable.  

Uno de los mundos que deja más apagados es el artístico. Amaba la música, la danza, el teatro, la pintura, el cine y en particular el toreo. Frecuentó las plazas, los aficionados, los toreros, fue suegra de uno y lo siguió queriendo después de la ruptura.

Una más en las corridas, parecía parte de su esencia pues aunque su apellido Fitz-James Stuart, que también la unía a la realeza británica, supusiese un matiz “guiri” María del Rosario Cayetana (de Madrid) era tan española como la Fiesta.

Los aficionados hemos perdido con su partida, mucho, y en momentos difíciles. La extrañamos y supongo que la recordaremos en silencio donde quiera que se den corridas.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

ARTISTA DE LA PUTA GANA - VIÑETA 72

Artista de la puta gana

Por Jorge Arturo Díaz Reyes 12 de noviembre del 2014


La contra convocatoria del jerarca municipal no tiene discusión. De los cuatro puntos cardinales, hizo llegar como a un muro de lamentaciones, intelectuales, artistas, políticos, novilleros, toreros, figuras pasadas y vigentes, ganaderos, profesionales, aficionados, simpatizantes, libertarios de vocación (y de oportunidad), huelguistas, empresarios, antipetristas diversos... Todos congregados frente a la clausurada plaza de Santa María en Bogotá. Mientras otra manifestación similar y simultánea clamaba en Madrid. Todos por él. Todos contra él.

Las admoniciones filosóficas, éticas, estéticas, ecológicas, económicas. Las invocaciones de libertad, derecho, justicia, democracia, legalidad. Los reclamos de respeto a la tradición, la cultura, la diversidad, las minorías, el disenso… entonadas por los oradores rebotaron contra las puertas prohibidas como han rebotado antes, una y otra vez, contra su omnímoda e inapelable arrogancia de inquisidor.

¿Podrá este clamor transatlántico de hoy, como el de los judíos ante las murallas de Jericó, derribar el muro pétreo? Quisiera creerlo pero no puedo. Porque para su moralismo dogmático, son herejías, perversiones, pecados mortales de lesa animalidad que no tienen perdón, que no admiten discusión.

Ni los argumentos, ni la huelga, ni la Ley (916 de 2004), ni el fallo conminatorio de la Corte Constitucional que le ordena la devolución de la plaza, han hecho mella en esa soberbia ciega y sorda de alcalde-rey, de voluntarista obseso, de adicto a las ideas a la fuerza, de artista de la puta gana.

miércoles, 29 de octubre de 2014

ÚLTIMA TARDE CON MANZANARES - VIÑETA 71

Mi última tarde con Manzanres

Por Jorge Arturo Diaz Reyes 29 de octubre del 2014


Era 12 de enero del 2005. Última de feria. Manizales, la plaza de bote en bote, para el mano a mano con Cesar Rincón, aguardaba su llegada, tras muchos años de no verle, con una ilusión ensombrecida por la certeza de que sería la última vez de luces allí. El tiempo lo confirmó.

Entró sereno al patio de cuadrillas atestado. Una media sonrisa casi tímida, como si quisiera pasar desapercibido. Fue recibiendo saludos y abrazos, de viejos que le adoraban y ya se fueron antes que él; Vicente “El Gallego” Blanco, Ramón Ospina, Hernando Espinoza Bárcenas, Orlando Pión y muchos más, no reprimieron su cariño, ni ocultaron su emoción.

Se olvidaron de César. Nunca fui manzanarista, ni “ista” de nadie. Gasté años tratando de comprender por qué los mejores aficionados que conocía lo eran, por qué su idolatría, por qué “torero de toreros”. Me podían su indolencia, su facilismo y la pesadumbre de las tardes perdidas.
En eso coincidí con cierta parte del público de Las Ventas que le vio 107 faenas, y solo le premió trece, menos de la tercera parte de las que premio a Camino o a El Viti con bastantes menos toros. Vino a nueve ferias de Cali, toreó 26 corridas y no ganó nunca el "Señor de los Cristales". Ya sé, el toreo es arte que no tolera la vulgar estadística, solo cito para explicarme.

Así andaba yo, a uno y otro lado del Atlántico, década tras década, de punta con mis amigos, enemigos, y casi todos. Hasta conmigo mismo, sin hallar argumentos, sin descubrir la esencia, cuestionando mi afición, mi sensibilidad y a ratos culpándome.
Los escogidos y cómodos toros de Las Ventas, embistieron. César, a vuelta del retiro, favorecido en el sorteo, se dio un banquete. Cortó cinco orejas e indultó al sexto. La plaza era un vórtice rinconista y patriotero, mientras José María, discreto como había llegado, casi convidado de piedra, como si no quisiera proyectar la más mínima sombra sobre el dueño de la fiesta, había despachado sus primeras faenas con una sobriedad rayana en la nada.

Lo sabía, me decía mentalmente, pues “El Gallego”, micrófono en mano, a mi lado, no me lo hubiese perdonado. En esas estaba, escéptico, esperando la salida en hombros de Rincón, cuando de pronto, diagonal a la puerta, en el tercio, inmóvil, recto, embarcó al quinto en cinco redondos a media altura, por la derecha, tan lentos y suaves, tan delicados y dulces, tan rimados y naturales que fueron un éxtasis, una epifanía. Me abrumaron y me lo explicaron todo repentinamente, de una. No los he olvidado, no los olvidaré jamás.
Lo que siguió fue un recital del toreo suave, acariciador, ese que para los otros había hecho de su nombre sinónimo de arte. Sin duda esa faena es una de las más exquisitas que esta afición haya presenciado. Tras un pinchazo y una estocada honda, una oreja pareció premio miserable.

Era eso, era eso lo que habían visto y yo no, creo. El deslumbramiento de la  estética íntima, única, insoslayable. Ahora que Manzanares se ha ido igualmente, de manera tan delicada, inesperada y conmovedora, esa obra que bordó en Manizales, vuelve a mí, converso tardío, recordándome que casi muero sin comprenderlo. Qué tristeza, tu muerte torero.