miércoles, 30 de julio de 2014

AMÉRICA PARA LOS AMERICANOS TAMBIÉN - VIÑETA 54


América para los americanos también 
Por Jorge Arturo Diaz Reyes, 30 de julio del 2014

América necesita integración taurina. Le urge. Sus naciones tienen, todas, relación independiente con Europa, y casi ninguna entré sí.
Nuestros toreros lidian poco en sus países, menos en los europeos, y nada en otros continentales. Para no hablar de ganaderos, empresarios y demás profesionales.

Es por que no interesan -dicen -Se hacen carteles con los que llevan gente, no con los gentilicios.

Parece contundente. Pero hay matices -¿Porqué no interesan? Porque no se conocen, porque no se les da oportunidad suficiente.

César Rincón, por ejemplo, seis meses antes de su primera puerta grande en Madrid (1991), fue ignorado por todas las plazas de primera en América, excepto una, Quito; e increíblemente, también por las de Colombia, excepto una, Cali. Luego, peleaban por él.

¿Fue qué aprendió a torear esa tarde madrileña con "Santanerito"? No. Llevaba más de un lustro demostrando su valía sin ser conocido, comprendido ni requerido.

¿Cuántos de dimensión cercana desaparecen por ahí, sin ser vistos, en el anonimato? Uno sólo ya sería mucha pérdida.
 
No se trata de romper con España, como cuando las guerras independentistas fijaron las fronteras que nos dividen. Por el contrario, se trata de abrir puertas en esos muros políticos, innecesarios a nuestras afinidades raciales y culturales.

Que nuestros espadas y divisas transiten sin discriminación por México, Venezuela, Perú, Ecuador, Colombia... sin prejuicios nacionalistas. Ya el toro dirá quién es quién.



sábado, 26 de julio de 2014

BOGOTÁ 37 MIL MILLONES - VIÑETA 53

Bogotá, 37 mil millones para desnaturalizar la Santa María
Por Jorge Arturo Diaz Reyes, 26 de julio de 2014

Ayer, El Espectador de Bogotá, en un anuncio publicitario (evidentemente pagado) informa que El Distrito (alcaldía-Petro), “tiene listo un proyecto para ampliar la oferta cultural en el escenario tradicional de la tauromaquia. La inversión asciende a $37 mil millones. La obra estaría lista antes del 2018.”

Se sustenta el negocio con una carta dirigida en el 2013, a la Corte Constitucional Colombiana, (en pleno debate público sobre la legalidad de las corridas), declarando que la plaza de toros no podía ser utilizada durante este año 2014 (ahora, quizás hasta el 2018), por necesitar reforzamiento estructural.

Sugestivos diagramas ilustran como el nuevo escenario serviría para: circo, teatro, cuenteros, danzas, expomuestras, mercados feriales campesinos y de pulgas... Por supuesto, no se mencionan los toros.

Visto así, por el observador desprevenido, el “cultural” aviso parece inobjetable. Sí, pero no. La Plaza de Toros de Santa María, es un patrimonio monumental arquitectónico de la ciudad y el país. Fue construida y usada con un fin propio, legítimo, constitucional, cultural y tradicional; los toros.

El actual alcalde (destituido y restituido) Gustavo Petro, antitaurino fervoroso, pero impedido por ley para prohibir la fiesta, ha echado mano a placer de astutos recursos y artimañas, a fin de negar el coso (propiedad de la ciudad, que administra) a su razón de ser. Esta millonaria y tentadora invitación, se inscribe en ese repertorio sagaz, es otra carta que saca de su versátil baraja.

Inversión, sí. Restauración, también. Multifunción, tal vez. Pero con respeto al valor histórico del edificio, su integridad estética y sobre todo su objeto fundamental. Este dinero de todos, que debería ser muy bien vigilado, no puede ser usado para otra barbarie modernista contra la memoria arquitectónica del país, ni contra los derechos taurinos consagrados por la ley.

La vieja y querida Santa María no ha sido exitosamente defendida en todo este lamentable proceso, ya sería hora de que su derrotada y desahuciada guarnición muestre algo más que palabras.

jueves, 24 de julio de 2014

LLORANDO COMO... - VIÑETA 52


Llorando como…
Por Jorge Arturo Diaz Reyes, 24 de julio de 2014

Lloraban porque oían el himno, porque ganaban, porque perdían, porque empataban. Porque acertaban o porque fallaban. Porque mordían o porque los mordían. Lloraban porque sí o porque no.
Sollozaban ante cámara y micrófonos. Chillaban con retorcimientos agónicos, porque los golpeaban o porque casi los habían golpeado.

Se abrazaban arrodillados y estremecido por la pena o la dicha. Se besuqueaban, se montaban, se hacían arrumacos y hasta se palmeaban las nalgas y otras partes, en los paroxismos del gol.

Todo esto en calzoncillos y frente al mayor público de la historia. Más de mil millones, en directo al partido final, para no contar los otros 63 partidos, y su infinidad de repeticiones televisivas.

¿Mundial masculino de fútbol, rito mayor de la humanidad? Se preguntaba el zoólogo Desmond Morris ya por 1978, en la introducción de su libro "El mono desnudo". Si es por cantidad de fieles, no hay duda.
Los ritos expresan la cultura, su imaginario y sus modos. Estos, que se derrocharon en las canchas de Brasil 2014, son, a juzgar por el rating, los de la sociedad actual, y simbolizan su concepto de la hombría.

En un mundo así, al mismo tiempo indiferente a las cotidianas masacres de niños y adultos, también televisadas, el espíritu caballeresco y quijotesco del toreo no puede sobrevivir.
Con razón su compostura, su sentido de la dignidad, y la masculinidad estoica le son anacrónicos y repugnantes a tantos hoy en día.

 

lunes, 21 de julio de 2014

CALI, TAMBORES DE GUERRA - VIÑETA 51


Cali, tambores de guerra
Por Jorge Arturo Diaz Reyes, 21 de julio de 2014

La rendición del adversario, la expropiación de sus bienes, la desaparición de su organización, la muerte de su líder, son una manera de acabar la guerra. Pero sin conciliación y acuerdo, no de hallar la paz. El odio no da treguas.
La liquidación de la Fundación Plaza de toros de Cali (gestora por décadas de la temporada), el fin de su inveterado contrató de arrendamiento,  la entrega total de propiedades y dineros a su cargo, la muerte de Eduardo Estela (su general), el cierre de su ganadería, marcaron el fin de una  larga, estúpida y devastadora confrontación con un sector (al final mayoritario) de la propietaria Sociedad Plaza de Toros de Cali.

La exclusión directiva de los vencidos. El desahucio de la Escuela Taurina. El abandono de las novilladas prefería. La minimización del número de corridas. El veto a las emblemáticas fechas del 31 de diciembre y 1o de enero (Cali abría y cerraba el año torero en el mundo). El marginamiento de ganaderías regionales. La no disminución de precios. El alejamiento de los abonados. La promesa de venta de una porción enorme de los terrenos de la plaza. Todo esto proclamado como el advenimiento de la nueva era, (muchos lo creen, para los que no, simplemente se le echa la culpa al muerto), no han sido suficientes. El rencor late, y ya no sólo la paz sino la supervivencia peligran.
La escasez de cupos ganaderos locales (tres), la proximidad de un mega millonario pago, el apetito burocrático, la vanidad... vuelven a elevar el volumen del discurso y afilar el vocabulario. Se invocan méritos de combate, se desentierran hachas, se llama a filas.

¿Y el toro qué? ¿Y la fiesta qué? ¿Y la afición qué? ¿Terciar? ¿Tomar partido? ¿Cuál?
Ninguno, digo yo. Ninguno. El aficionado nada tiene que ganar en esta mezquina riña de vecinos, agrandada, que las proclamas parecen querer reiniciar y convertir en holocausto suicida, en un !mueran Sansón y todos los filisteos!

Lo que supongo realmente nos interesa a “las auténticas víctimas de la fiesta” es el toro. La realización de la temporada. Carteles dignos. Precios justos. Las novilladas. La Escuela Taurina. La unidad territorial y patrimonial de la Plaza. Su categoría, rigor, equidad, seriedad. La cría regional del bravo. La credibilidad en la empresa y que nos devuelvan la confianza.

La ira, la venganza, el agravio, el desangre, dejémoselo a los kamikaze. Que se hagan el harakiri, si quieren. Qué carajo nos importa, ya hicieron suficiente daño.






martes, 15 de julio de 2014

BOLÍVAR CON MIURAS EN PAMPLONA - VIÑETA 50


Bolívar con miuras en Pamplona
Por Jorge Arturo Diaz Reyes, 15 de julio de 2014

Cuentan que Joselito, “El Galllo”, el inmortal, dijo al empresario.
–Mi hermano y yo no vamos a la feria.
-¿Por qué, si ya están anunciados?
-Porque llevan los miuras.
-Pero si no son para ustedes.
-Con más razón ¿Quiere que digan que vamos y no los toreamos?

Tiempos idos. Tiempos de honor. Hoy, Miura y San Fermín, dos leyendas del toro, maridadas, no son combinación apta para figuras. Ni para ninguno (en condición de elegir), creo. Pero hay cosas, tan duras en la vida, lloraba César Vallejo, que obligan.

Tan duras como llegar a mediados de julio con una sola corrida toreada, y sin suerte. Como ver las ilusiones diluyéndose. Como saber que el tren se va y es ahora o nunca, con un encierro que por la mañana sembró pánico y ensangrentó las calles.

En tales condiciones, Luís Bolívar, ayer por la tarde se le tiró de rodillas para dos largas cambiadas a “Marchenero”, cárdeno de 600 kilos. El resto anda en las crónicas, muchas. Por primera vez en la historia un torero colombiano contestó a ese reto que aparecía como un hueco infame en los anales de la tauromaquia nacional.

Con un toreo de antes, a juzgar por los videos, apostó, dominó, mató, recibió respeto, clamor y una oreja de ley. La cita, pendiente por tantos años (todos), está cumplida. Por fin podremos decir acá en Cali, en Bogotá y en el país entero: tenemos un paisano que lidió los miuras en Pamplona y lo hizo con hombría. Por fin. Cómo lamento no haber estado.

viernes, 11 de julio de 2014

"EVITAR PAMPLONA" - 49


“Evitar Pamplona”
Por Jorge Arturo Diaz Reyes, 11 de julio de 2014
La señora Marie Jeanne Roland de la Platerie, joven (39 años), atractiva, inteligente, culta, escritora y revolucionaría, fue apresada, paradójicamente por denunciar el terror de la revolución, llevada a la plaza de la Concordia de París y guillotinada en público.
Era 8 de noviembre de 1793. Dicen, que valiente, antes de colocar la cabeza bajo la cuchilla gritó: “!Oh libertad. Cuantos crímenes se cometen en tu nombre!”.
Verdad. La libertad ha sido pretexto para justificar la serie de monstruosidades que constituyen la biografía de la humanidad, o mejor, la historia universal de la infamia, como ironizó Borges.  
Pero no solo la libertad, cualquier idea sublimada brindó y brinda buena excusa para desmanes. Religión, patria, seguridad, partido, democracia, raza, dignidad… hasta la camiseta del equipo futbolero preferido hace justa causa.
“Civilización”, es también socorrida bandera. Llevarla donde no existe (la propia), santifica los “daños colaterales”. No importa la magnitud, desde la mirada despectiva hasta el holocausto. Hay que civilizar (las otras  civilizaciones). Cambiar sus costumbres “bárbaras”.
Pero en estas campañas no todo ha sido trágico también se han dado hechos cómicos. Por ejemplo, un anti taurino civilizador, alcalde de Bogotá, de origen lituano. Defensor de animales, que cabalgó en su boda, un elefante de circo, al no poder prohibir las corridas, prohibió las botas (para vino) en la plaza.
O como ayer, cuando en una ingenua y pretenciosa columna periodística pletórica de nombres y referencias eruditas (algunas erróneas), el poeta local Medardo Arias, se burla de Hemingway, de sus lectores, de los sanfermines, y de los encierros declarándolos a todos “Out”, extremos, y advirtiendo a las buenas gentes “Evitar Pamplona” y "las corralejas". Espectáculos a los que confiesa no haber asistido jamás.
El señor Arias afirma concesivamente: "...me gusta su libro Muerte en la tarde, publicado inicialmente por entregas en la revista LIFE, donde describe el duelo histórico entre Dominguín y Ordóñez; de ahí a querer imitarlo, existe gran distancia..."
Error. Cuando Hemingway publicó "Muerte en la tarde" (1932 Scribner´s, nunca en LIFE), Antonio Ordóñez (1932) estaba recién nacido y Luis Miguel Dominguín tenía 5 años. Ninguno de los dos figura en el libro. Es evidente que lo confunde con "Verano peligroso" (Dangerous summer 1960), ese sí publicado en resumen por LIFE, y luego póstumamente (casi entero). Deja en claro el columnista que no solo no ha ido a Pamplona, sino que tampoco ha leído bien a Hemingway. !Oh civilización!


lunes, 7 de julio de 2014

OYENDO - 48

Oyendo
Por Jorge Arturo Diaz Reyes, 6 de julio de 2014

Los primeros contactos que tuve con la fiesta fueron auditivos, no visuales. Conversaciones de mi padre y sus amigos. Competencias de recuerdos, a cual más brillante, admirable, o espantoso.

Pero sentidos, presenciados, vividos. Nada de citas. Las referencias de terceros no valían, las lecturas tampoco. El estuve ahí, fui parte, no el me contaron, era lo esencial.

Ahora pienso, no entonces, que tratándose del yo, en aquellos enfáticos relatos, la imaginación suplía la memoria, la retórica el rigor, y el estiló la trascendencia. Literatura oral. 

Por fuerza, el pequeño universo de acontecimientos taurinos, regionales los más, nacionales los menos, obligaba repeticiónes y variaciones. Aceptadas. Literatura, sí.

Nombres de plazas, ganaderías, toros, toreros, lances, trances, cogidas, cornadas, estocadas, broncas, triunfos, hazañas, vergüenzas... palabras y palabras, caían en oídos, infantiles construyendo un espacio irreal, habitado por imágenes no vistas, donde algo común les infundia contenido, respeto y devoción.

Ese algo, no sabía qué, trascendía esas historias, haciéndolas conmovedoras, admirables, dignas de haber sido vividas y contadas, una y otra vez.
Luego descubrí que como las escritas en los libros, aquellas habladas también estaban unidas por unas mismas, tres o cuatro ideas. Y leí de alguien, quizás de Borges, que la literatura toda gira sobre unos pocos temas. Constantes preocupaciones humanas. Honor, valor, vida, muerte... dan sentido, engrandecen y hasta  sacralizan hechos que sin ellas no serían más que insensateces. Eso era. Eso es. Creo.